Corazón

Hay razones que las razones del corazón no entiende. Nos van a decir que no es necesario dos grandes canchas en una misma ciudad, mucho menos con doscientos metros de distancia entre una y otra. Nos dirán que Milán e Inter se arreglan con un sólo estadio. Que Juventus y Torino lo mismo. Habrá que contraponer que cada idiosincracia tiene sus características, que la pasión popular se debe analizar de acuerdo a los signos culturales y de identidad de cada lugar.

Lo cierto es que Independiente reinauguró su cancha, ha hecho una inversión enorme (por fín, en muchos años, se sabe a dónde van algunos de los millones que generó Independiente), abrió una parte de un estadio modelo y vale la felicitación. Es genuina la alegría y preferible el elogio para una casa que nace o se reconstruye que para los castillos que se derrumban.

Es cierto que está la cancha de Racing muy cerca, que tranquilamente se podría buscar un modelo "a la italiana", pero las razones de pertenencia no se discuten. Son prendas de identidad que sobrepasan incluso las dudosas reglas del "folklore" futbolístico, por las cuáles no se debe admitir todo, mucho menos las agresiones entre clásicos rivales.

Pero hay que entender, y ponderar, a Independiente y su gente. Prefirieron reconstruir la casa propia, quedarse en el lugar en el mundo, que pensar en otra alternativa. Y por estas horas disfrutan de una profunda satisfacción, de un orgullo de hincha que está íntimamente ligado a lo que significa el fútbol para los argentinos como fenómeno cultural.

Por eso, así como entendemos y felicitamos a hinchas de Independiente por este momento es que comprendemos algunas luchas que no terminan, pero que no tienen eco en quienes deberían tenerlo. Desde que se inició esta nueva conducción de Aldosivi, en Mar del Plata, en "Nuestra Aldea", se trazó como objetivo la construcción de la nueva cancha (así como la anterior construyó el estadio de La Cantera, ponderable en sí mismo más allá de dificultades económicas y otras cuestiones que no vienen al caso enumerar), y se hicieron todos los trámites y gestiones posibles para volver al "Lugar en el Mundo" de Aldosivi, que es donde nació, en el corazón del Puerto, donde se erigía la vieja cancha de Ministerio. Desde que Aldosivi reabrió ese camino, recién desde ese momento, esa tierra arrasada y abandonada de la vieja "manzana de los circos" empezó a ser explotada. Pero todavía está el lugar para Aldosivi. Se dirá que son tierras fiscales. ¿Qué mejor que ocuparlas con un Complejo Deportivo, Cultural y Comercial como el que ideó Aldosivi?

Convendría consultar en el club la maqueta correspondiente y los estudios realizados. Porque todos, todos los clubes, cumplen una función social. Y este proyecto estaría destinado a una gran comunidad de jóvenes en el Puerto pero, además, sería un pulmón para el fútbol de Mar del Plata, con otro estadio, que es necesario.

Y nunca dejen de atender las razones del corazón. Porque son el motor de nuestras vidas, y, por consiguiente, de nuestras ciudades. Como las razones del Corazón Rojo de Independiente que anoche latió más que nunca...

Miedos

El ascensor que nos deposita en el segundo piso del Monumental para llegar al sector de prensa lo maneja una señora que hace años que trabaja en River. "Nos vemos después…", saludamos alguno de los "viajantes". "Sí, vamos a ver cómo -respondió la señora-, hay que ver si tenemos que bajar en helicóptero o si tenemos que salir cuerpo a tierra…".

Más gráfico, imposible. Ese era el clima que se vivía en River allá por las tres de la tarde del domingo, a hora y cuarto de un nuevo Superclásico. Era la fiesta total o "el incendio"” final. Cierto público de River ya no estaba para soportar más frustraciones, y, después de los tres goles de Independiente y tantas actuaciones frustrantes de los últimos tiempos, estaba latente la posibilidad de que Boca lo superara claramente, o que simplemente le ganara, como en la mayoría de las últimas oportunidades. A esto había que agregar el ambiente enrarecido por las elecciones inminentes, las "broncas" acumuladas con la conducción Aguilar y con algunos de estos jugadores (no tanto con el cuerpo técnico, recién de regreso), los antecedentes de incidentes graves en el famoso hall del Monumental o en los playones aledaños.

Pero el fútbol siempre depara situaciones alternativas e impensadas. No fue ni fiesta ni "incendio", al cabo. Y el miedo, al final, fue más de los protagonistas que de los hinchas. Porque el respaldo de la gente de River fue conmovedor, porque no hubo "silencio atroz" (como lo recordaban en el arribo al estadio varios hinchas de Boca con camisetas amarillas con el rostro de Ahumada en el pecho), y porque hasta hubo despedida con tibios aplausos y cantos de aliento.
El miedo se trasladó a la cancha porque River, después de haber jugado su mejor primer tiempo del campeonato, hasta maniatar a Boca, quitarle la pelota y usufructuar sus gruesos errores defensivos, retrocedió demasiado en el complemento, dejó venir a un rival que tiene lo suyo, y aun en el diez contra diez siguió jugando como si tuviera un hombre de menos, actitud que denunció el cambio de Coronel por Gallardo. Temores no justificables (en fútbol siempre hay que ganarle a los miedos) pero si comprensibles si atendemos el pobre presente de River. Tan injustificables pero comprensibles como los miedos del propio Boca, que ensayó la reconstrucción y que fue a buscar el partido en el complemento, aun después del empate, pero mirando "de reojo" lo que podían derrumbar sus defensores. Y fue tan literal como metafórico. Riquelme volvió a ser, en este segundo tiempo, aquel de conducción de juego pero también de gestos y voz de mando de 2007, cuando Miguel Russo le permitía, con mucha inteligencia, ser el técnico en la cancha. En todo el complemento Román fue ubicando a cada jugador en su lugar en cada acción, pero sobremanera con indicaciones para sus compañeros del fondo. Es más, en dos tiros libres se preocupó más - incluso con recriminaciones gesticulares-, de que los defensores no subieran tanto y cubrieran la retaguardia en un contraataque, que de la propia ejecución.

Con y sin pelota fue el estratega que sabe manejar los tiempos y las situaciones de un equipo. Provocó la levantada junto a Gaitán y Palermo, metió un taco magistral de asistencia, estuvo muy cerca con dos tiros libres y otro remate desde afuera, incluso provocó la jugada final que no pudo definir Chávez, pero también supo cuando la cosa no daba para más y no valía la pena arriesgar con las pocas garantías que dan sus compañeros de retaguardia. A Riquelme, entonces, al conductor y al técnico en la cancha, lo terminó de convencer el tiro en el palo de Abelairas por el desatino previo de Monzón y Paletta. Ahí se decidió a tener la pelota y defenderse con ella. No daba para más…El, al cabo, en el Monumental, si no la gana, la empata.

Hito

Recuerdos difusos nos remiten casi a nuestra infancia para encontrar un Superclásico del fútbol argentino oficial, River - Boca, Boca - River, transmitido por televisión abierta, para todos.
Seguro los últimos, los pocos, fueron en blanco y negro. El más recordado, la única final absoluta entre River y Boca en la historia, la del 22 de diciembre de 1976, cuando Boca se impuso por 1 a 0 con gol de Suñe de tiro libre y se quedó con el torneo Nacional.
Lástima que aquellos días también los recordamos por historias tenebrosas. Ese día fue justamente el que el dictador Videla eligió para brindar su primera conferencia de prensa desde el golpe de Estado del 24 de marzo, y cuando ya el genocidio estaba en su punto álgido. Ese día Videla dijo que los desaparecidos no existían. "Los desaparecidos no existen, son una entelequia...", fue la frase. Como siempre, ahí había un puñado de periodistas complacientes, otros muertos de miedo y apenas algún digno y valiente que se le ocurrió repreguntar e ir más allá hasta llegar a la cuestión de los desaparecidos. Eran los albores de la Ley de Radiodifusión que recién hace muy pocos días se reemplazó por una ley de la Democracia.
A las más profundas sombras, entonces, y al blanco y negro, hay que remitirse para recordar el último Superclásico Boca - River por televisión abierta, para todos.
Mucho ocurrió en el medio. Esa ley de la dictadura se perfeccionó para mal en los 90 y cada vez apareció más como una quimera imposible eso de ver un Superclásico gratis en casa. Tiempos de codificaciones, privatizaciones salvajes y entrega...
Hoy juegan River - Boca, Boca - River, el Superclásico del fútbol argentino, el "derby" que quieren ver en todo el mundo, probablemente el más importante, el más pasional. Tanto que hace un tiempo un diario inglés dijo que uno de los acontecimientos que cualquier ser humano no debería perderse antes de morir es un Superclásico en la Bombonera. Este será en el Monumental. Cambia el escenario. No el significado. Sí su dimensión. Hoy entrarán allí, en la cancha de River, más espectadores que nunca en la historia del Superclásico. Lo verán, gratis, en sus casas, o, si algunos prefieren, manteniendo el rito del bar. Pero serán más millones que nunca frente al televisor, y como si estuvieran allí adentro. A las 16.15, por Canal 7, TV Pública, en forma abierta y gratuíta. Un hito único en la historia de los River - Boca, que a su vez es el exponente más fuerte del fútbol argentino como fenómeno cultural, como prenda de identidad de un pueblo. Hoy el Monumental quedará chico. Sin pagar un peso, entrarán millones.

En un partido de “tiki tiki”, Aldosivi fue más contundente

Se empieza a ver una luz. A partir de un mayor caudal de juego que en el resto del campeonato, fundamentalmente por el tándem Frangipane-Aguirre, pero también merced al desequilibrio de Cristian Cayetá en ataque, Aldosivi encontró certezas y tuvo la contundencia necesaria para dar cuenta de Defensa y Justicia, 3 a 1 en el estadio del Mundial José María Minella, por la décima fecha de la B Nacional , en un muy buen partido de fútbol en el que quizá no hubo tanta diferencia entre uno y otro equipo.
De repente, una tarde de ascenso, se decidieron por el "tiki tiki"...
Ambos equipos arrancaron con buenas intenciones,-e insistieron en ellas-, tratando de llegar con juego corto, asociado y por abajo. Con Paolo Frangipane como eje en Aldosivi, como un “5” adelantado y con Lorefice en la misma tónica en Defensa y Justicia.
La iniciativa la asumió Aldosivi, con buena participación también de Alejandro Aguirre para enlazar y con Cristian Cayetá sumándose al circuíto de juego y desequilibrando por afuera. Pero una vez más con escasa profundidad, con Diego Martínez bastante alejado del resto y quedando muchas veces de espaldas al arco.
Pero aun con más tenencia de pelota de Aldosivi, fue la visita, Defensa y Justicia, el que llevó más peligro. Tanto que completó cuatro llegadas claras a lo largo del primer tiempo. De entrada, tras una doble salida fallida, de Sebastián Pena y el arquero Pablo Campodónico, Ariel Franco lanzó el centro desde la derecha con la valla desguarnecida pero el cabezazo de Claudio Bustos igual se fue desviado. Luego, sobre los 20' Patricio Pérez prolongó muy bien en Juan Martín, cuyo remate se fue apenas desviado. Enseguida un cabezazo de Claudio Grecco se fue también muy cerca. Y sobre los 42’ Ariel Franco desbordó muy bien por derecha y quedó para definir en diagonal al arco pero tapó muy bien Campodónico.
Cuatro llegadas claras de Defensa contra ninguna de Aldosivi, que sin embargo pudo ponerse en ventaja después de todo eso, en el minuto 44’, a partir de una jugada con pelota detenida. Córner desde la derecha muy bien ejecutado por Frangipane y cabezazo franco y preciso de Facundo Nasif que se le metió por el medio del arco, por arriba, al arquero Leyenda.
El segundo tiempo se inició con alternativas cambiantes. De arranque Aldosivi estuvo a punto de aumentar cuando Cayetá desbordó bien por izquierda y su centro pasado no pudo ser conectado por Juan Briones, quien llegaba solo frente al arco, con el golero a mitad de camino. Pero Defensa contestó con una situación tanto o más clara. Esta vez perdió una pelota Frangipane en la salida, robó Ariel Franco y metió el pase en profundidad para Juan Martín, quien de frente al arco para definir le pegó muy de abajo a la pelota y el remate se fue desviado por encima del travesaño.
A los 12’ Patricio Pérez estrelló un tiro libre en el travesaño y volvió a salvarse Aldosivi. Un minuto más tarde otra vez pudo haber aumentado Aldosivi cuando Diego Martínez desbordó por la izquierda y mandó el centro corto pero en el momento que Aguirre se aprestaba a definir cerró justo Grecco dentro del área chica.
Igual Defensa se venía, con la doble conducción de Lorefice y Patricio Pérez. Pero Aldosivi logró desnivelar en el momento justo para por fín tener un respiro. Ariel Franco, que hasta ahí estaba haciendo un buen partido, se equivocó en el medio, se enredó, perdió la pelota y la tomó Aguirre quien tocó justo hacia la derecha, con toda la defensa a contrapierna, para Cayetá, quien se abrió bien, se sacó de encima al arquero y resolvió desde ángulo cerrado. Dos a cero.
Y además Aldosivi lo tuvo a Campodónico, quien enseguida descolgó en un ángulo un gran remate de Lorefice. Y poco después cerró con gran esfuerzo Jorge Velásquez tras un disparo cruzado de Juan Martín.
Defensa igual pudo descontar a los 36' con un remate espectacular de Patricio Pérez y se ajustaba más a lo que estaba sucediendo en la cancha, pero Aldosivi volvió a contestar con contundencia. Agustín Briones metió un pase magistral en el inicio de una réplica para la apertura de otro recién ingresado, Nilo Carretero, quien desbordó y mandó el centro atrás para Frangipane, quien venía a la carrera y definió con preciso cabezazo. Lo que le faltaba a Paolo, figura de la cancha.
Y hasta Aldosivi estuvo cerca de un cuarto cuando en otro contraataque Nilo Carretero desvió el remate final prácticamente solo frente al arco para definir. Pero después volvieron a salvar entre Campodónico y el propio Nilo Carretero, ahora en área propia. Y enseguida Campodónico tapó muy bien frente al ingresado Kissner. Un partido sin tregua. Y un ida y vuelta permanente.
Y, al cabo, en ese “toma y daca” quizá no le sobró tanto a Aldosivi en el trámite. Pero ante un equipo que trata bien la pelota, le respondió también con interesante caudal de juego,-más que el que tuvo en todo el campeonato-, y le sobró contundencia para aprovechar integralmente sus oportunidades y anotarse así una victoria que sirve para consolidar la recuperación. No solo por el tercer resultado positivo consecutivo, sino también y fundamentalmente, porque empiezan a aparecer certezas, después de tantas dudas.

Informe de la situación II

Reflexiones "en caliente", a poco de la sufrida clasificación al Mundial de fútbol Sudáfrica 2010. Pero sin groserías, ni términos soeces, claro. No solo no son necesarios. También deberían ser motivo de "tarjeta roja".

El desahogo cabe. No el festejo. A casi dos generaciones les volvió el alma al cuerpo. A todos a quienes vivimos sin saber lo que era un Mundial sin Argentina. A los pibes de hoy, a los adolescentes, a los adultos que apenas teníamos cinco años en la última Copa sin Argentina, la del 70.

La conmoción de los últimos días obedecía a eso. No se podía concebir. Aunque debería entenderse que casi todos los mundiales se juegan sin alguna potencia. Claro que las que quedan afuera lo hacen en eliminatorias mucho más complicadas, como las europeas, o como las sudamericanas de otros tiempos. Estas fueron pergeñadas aquí para que los grandes pasen sin sobresaltos. No contaban con la Selección de Maradona?

En el caos previo a Alemania 74 hubo hasta un Primer Triunvirato pero sin revolución. Hubo Mundial pero no historia. Al 78 y el 82 Argentina llegó sin eliminatorias. Al 86 se llegó por las atajadas del ?Pato? Fillol (luego desechado para el Mundial) y la ?patriada? de Passarella, luego extraña y largamente indispuesto para la Copa. Y después estaba Maradona. Para el 90 sin clasificación previa, para el 94 con repechaje pero tras un grupo de cuatro en el que pasaba directo solo el primero. Y después, el nuevo formato. Primer puesto con Passarella y Bielsa. También holgado con Pekerman. De esa última etapa se dijo demasiado pero hoy habrá que reflexionar que estamos, hoy por hoy, a años luz de una Selección capaz de dominarle la pelota a Alemania en su casa en cuartos de final de un Mundial mientras estuvo Riquelme en la cancha. O de la exhibición inolvidable ante Serbia y Montenegro. Ahora se le gana a Perú o Colombia de local dando lástima y "con ayuda" y afuera solo se consiguen puntos cuando el miedo vence al juego.

Eso ocurrió esta vez. El miedo fue buen consejero. Sirvió para salir del paso. En el Centenario la Selección se abroqueló, cerró filas, recuperó algo de orden, Verón sirvió para eso y aportó personalidad aunque perdió muchas pelotas, apareció la clase de Bolatti para una definición histórica, después de 33 años sin victorias en Montevideo.

No habrá que engañarse, ni confundirse. Ya lo escribió el periodista español Tomás Guasch en la edición de AS de España que está en la calle: "Este equipo no hace tres pases seguidos (?) el partido en el Centenario fue horroroso".

Messi otra vez estuvo ausente. Lo más grave ya no es que no lo abastezcan bien. Eso no es culpa de él. El problema es que se escondió, ni se mostró para que al menos le hagan faltas, por un equipo uruguayo proclive a eso, escasísimo de otros recursos.

Maradona dijo en una parte de su triste conferencia final que sus jugadores hicieron lo que él pensaba en estas eliminatorias. Está claro. Nunca hubo una idea de juego, salvo esto de cuidar el cero, en Quito (dónde igual le hicieron dos goles) y ayer en Montevideo, dónde la Selección no había creado una sola situación de gol clara hasta que apareció Bolatti, más allá de que siempre controló a una muy débil Uruguay.

"No hay nada para festejar, está todo mal, de arriba para abajo", dijo con sinceridad brutal Verón. También "en caliente" se pueden decir cosas sensatas. Daniel Arcucci, el periodista que escribió la vida de Maradona junto al propio Diego, consignó ayer en La Nación, que habrá que revisar todo lo que se hizo en esta etapa y que Julio Grondona tendrá que reflexionar mucho sobre sus últimas elecciones.

Tendrá que hacerlo pronto. Y tomar decisiones. Los exabruptos groseros y reiterados de Maradona de ayer, en la conferencia de prensa, en el extranjero -incluso seguramente con miles de niños en la pantalla-, fueron la gota que colmó el vaso. Los colegas que no le contestaron (a excepción de "Toti" Passman y quizá algún otro) también dan vergüenza ajena. Así está la Selección hoy. Reflexiones "en caliente", pero sin groserías. Ojalá "seamos" campeones del mundo. Pero así, francamente, ni quiero?

Informe de la situación

Así está la Selección. Hasta y desde la noche de novela del sábado pasado (2 a 1 a Perú en la cancha de River, penúltima fecha de las eliminatorias sudamericanas para el Mundial de fútbol Sudáfrica 2010, gol de Palermo en el minuto 48 del segundo tiempo).

Promediando el segundo tiempo, cuando ya se venía Perú, la hinchada de Boca, ubicada en un rincón de la cabecera Centenario, empezó a cantar, sin motivo aparente: "Bilardo no se va?/Bilardo no se va?". La "barra" de River, ubicada en el centro de la Tribuna Sívori, contestó: "Diego?/Diego?". ¡La de River! El mundo al revés. Así está la Selección.

Algunos colegas dan francamente vergüenza ajena. En el palco de prensa no se paran para el himno de Perú y sí para el de Argentina. Algunos de ellos, y otros, justifican aun hoy todo lo que decide Maradona en la Selección o, como eso ya se complica, adoptan la táctica de culpar solo a los jugadores o decir que el equipo estaba igual de mal con Basile. Estrictamente falso. En estas eliminatorias la Selección con Basile perdió sólo dos partidos. Y empató en Brasil, por ejemplo.

Ahora, con Diego, Argentina perdió cuatro, todos los que jugó de visitante, entre ellos el lacerante 1-6 ante Bolivia. Entre esos colegas "indulgentes" están los "laburantes" que van a los entrenamientos y que no pueden tomar distancia de la confianza que les dispensó Maradona, nada menos que Maradona. Y están los clásicos "sidieguistas" de atril televisivo, de los que lo más grave no es lo que dicen (negar la falta de idea de juego del equipo, negar que Messi nunca juega bien en la Selección, afirmar que todo o casi todo es culpa de los jugadores, instalar que la Selección estaba igual de mal antes de este caos, etc., etc.), sino que lo que dicen no es otra cosa que el pensamiento del DT de Argentina repetido por ellos como "loros". Así está la Selección.
Otros colegas, con distancia y perspectiva, ponen blanco sobre negro. Tomás Guasch, subdirector del diario AS de España, le dijo a LA CAPITAL en el centro de prensa de River, en medio de la tormenta (por la cuál debieron cortar la luz en el lugar en medio de nuestro trabajo)- tormenta literal y metafórica-, que "si a este equipo lo agarra hoy un rival más o menos ordenadito, el desastre puede ser mucho mayor?". Así está la Selección.

Con este panorama, y por lo que se sabe de las últimas horas, estamos verdaderamente en manos de Dios, o efectivamente de Bielsa, de gran trabajo en Chile (empezó como el peor equipo de la clasificación sudamericana, después del 0-3 con Paraguay y el 0-3 con Brasil, y terminó siendo el mejor, el equipo más ordenado y el que mejor juega). El Bielsa de eliminatorias mucho más tranquilas en Argentina (a pesar del vértigo sobre el juego que presagiaba otra cosa), aunque con errores imperdonables que terminaron en el peor fracaso de la historia de la Selección en una fase final de Mundial. El peor fracaso en eliminatorias ya es este. Pase lo que pase después. Aunque Argentina sea después campeona del mundo. Así está la Selección.
Y estamos en manos de Bielsa porque, aparentemente, Argentina va a ir al Centenario "a empatar", con dos líneas de cuatro, pero no con dos líneas de cuatro cualquiera. Quizá con cuatro centrales en el fondo, y con tres volantes centrales en el medio, un "triple cinco". Así, con las garantías que da este equipo, se puede perder, y quedaremos a merced que el Chile de Bielsa no pierda ante Ecuador. Quizá nos salve alguna otra página épica (cuidado, no siempre los dioses estarán de nuestro lado) o, si finalmente juega y no se lo devora el desconcierto general, la clase de Bolatti, capaz de ordenar un equipo completo desde el medio, como sería capaz de ordenar algo de este caos Riquelme desde más adelante. Riquelme, el goleador que todavía tiene la Selección habiendo dado una rueda de ventaja. El que no pisaba el área. El organizador que no está. Y así está la Selección.

Pero no sólo está ausente Riquelme. También está ausente Messi, aunque nunca sale del equipo. Y quedó claro que no puede ponerse nada al hombro. Que sólo puede ejecutar, brillantemente en algunos casos, sólo si se lo abastece mejor. Y tampoco está Mascherano, que jugó mal todos los partidos desde que Maradona dijo que la Selección era él y diez más. No hay líderes naturales ni deportivos (usando los términos de Miguel Russo, quien dice, por ejemplo, que Riquelme es uno de los pocos en el mundo que reúne esas dos condiciones); en este equipo y en este grupo es líder Heinze. Así está la Selección. Tampoco hay una idea de juego, ni la hubo nunca con este cuerpo técnico. Y ya convocó a 80 jugadores. Récord. Y cambia cinco o seis por partido. Gane o pierda. Y hay nuevos que se los convoca y rinden y en la siguiente lista no figuran, como Dátolo. Y hay viejos y referentes, que no son peores que el resto, y que en esta lista no están, como Zanetti, y el equipo no tiene un "4", ¡un "4"! para el partido con Uruguay. Así está la Selección.

Este es un informe de situación previo al choque decisivo. No después, o con el diario del lunes. Como fue previo el informe que se hizo desde aquí antes que asumiera Maradona. Consignábamos hace un año que, sencillamente, Diego no era técnico. Y que se staba haciendo un gran mal, a la Selección y a él mismo.

También dio vergüenza ajena la forma de su festejo del sábado, como dio vergüenza en el palco de prensa la forma con la que celebraron algunos colegas (otra vez los colegas?). No había nada que festejar. Aunque sí se entienda el desahogo del hincha, y la emoción por Palermo. No del cuerpo técnico y de los periodistas. Pero así está la Selección.

Una

“Ando por las canchas del mundo mendigando por una jugada…”, dice el brillante escritor uruguayo Eduardo Galeano, un estandarte de la identidad cultural de América, como “ la Negra ” Sosa, la Gardel femenina que despedimos ayer los argentinos con la mayor congoja.

Galeano mendiga por una jugada, por una finta, por un pase bien hecho. Conocedor de nuestras grandezas y nuestras miserias, y también profundamente de nuestro juego, Galeano es cada vez más mendigo a la hora de ver fútbol argentino.

Todos somos de algún modo Galeanos mendigos hoy en nuestras canchas. Cuesta ver dos pases seguidos. Y lamentablemente eso es literal. El problema se agudiza a la hora de ver fútbol de ascenso,-aunque siempre hay excepciones, Unión de Mar del Plata es desde hace mucho tiempo una de ellas-, en el que pareciera, a veces, que está prohibido dársela al compañero. A los del mismo color de camiseta.

Con el Aldosivi de hoy ese padecimiento, más que el placer que debería significar siempre ver fútbol, se estaba repitiendo demasiado.

Hasta que alumbró una jugada. Una. De las que mendiga Galeano. De las que todos añoramos y con las que todos soñamos cada vez que concurrimos una cancha. Cada sábado o domingo que renovamos nuestra esperanza. Por amor al fútbol.

Fue a los 45 minutos del segundo tiempo, ayer en el Minella. Hasta ahí, efectivamente, casi no habíamos visto dos pases seguidos. Ni en Aldosivi, ni en el rival, Sportivo Italiano. Pero “El Chango” Aguirre contagió con su atrevimiento, de repente empezaron a tocar todos el balón de primera, con él como eje, pasaron Frangipane y Jorge Velásquez por la acción, y, al cabo, el ex Unión desbordó con suficiencia por izquierda y mandó un centro preciso, -que por lo bien hecho también fue un pase-, y que fue directo a la cabeza de Diego Martínez, quien convirtió con frentazo también perfecto.

Después de esa jugada, una jugada, pero diferente a todas,-no solo en el partido sino casi que en el campeonato-, Aldosivi volvió a alternar buenas y malas a lo largo del segundo tiempo,- con algunos problemas defensivos que recrudecieron, con un gol increíble que se perdió Santiago Pérez y en la jugada posterior el penal, con la expulsión de Tello y la atajada oportunisima de Pablo Campodónico, que siempre está-, pero igual el contagio ya había prendido. Varias veces más los jugadores del equipo de Mar del Plata "se animaron" a dársela al compañero, y algunos de ellos hasta quisieron emular al Pablo Corti jugador para sostenerlo en el cargo de técnico.
Una jugada lo hizo posible. Y la intención de encontrar por fín una identidad. Apoyándose en el compañero, y en la pelota. Ojalá no haya vacuna para este contagio. En homenaje a Galeano. Y a todos los que andamos mendigando por las canchas del mundo por una jugada, una al menos. Y a los que apostamos al buen gusto, en el juego y en la vida. Y, ¿por qué no?, entonces, desde este espacio, a la sensibilidad única de la Negra Sosa....