Confundidos y acalorados


por Vito Amalfitano

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España, el equipo campeón del mundo, sumó el miércoles su octavo triunfo en ocho partidos de eliminatorias para la Eurocopa. Y su victoria número 14, una tras otras, en encuentros oficiales. Venció por 3 a 1 a Escocia. El primer gol lo marcó David Silva al cabo de 41 pases en una jugada de la que participaron sus once futbolistas. España juega con línea de cuatro en el fondo. En este encuentro en Alicante recurrió a algunos “suplentes”, porque la clasificación ya estaba asegurada tres fechas atrás. Xavi fue el enganche y conductor. Sin embargo, el equipo base no contempla jugar con un solo enganche, sino con dos (Xavi e Iniesta, nada menos) y hasta tres (si se suma a Cesc).

Italia, en tanto, goleó a Irlanda del Norte en Pescara por 3 a 0. Jugó con el clásico 4-3-1-2. Cuatro en el fondo. Con enganche, Aquilani. Y un 5 que es casi otro enganche, un “regista”, Andrea Pirlo. Italia. ¡Italia!

Francia logró la clasificación sin brillar. Empató 1 a 1 en París con Bosnia. Jugó con cinco volantes, aunque tres de ellos de creación. Y con línea de cuatro en el fondo.

Alemania derrotó a Bélgica con línea de cuatro. Y con cinco volantes, aunque dos de ellos son Ozil y Müller.

Suecia derrotó a Holanda por 3 a 2, los dos jugaron con cuatro defensores. Eslovenia le ganó a Serbia por 1 a 0, los dos con línea de cuatro. Uruguay, campeón de América, empató con Paraguay en Asunción 1 a 1 y lidera las eliminatorias sudamericanas. Los dos equipos se pararon con línea de cuatro. Los ejemplos podrían seguir hasta el infinito, o hasta detenerse en la excepción que confirma la regla de todo el mundo, Chile, que el miércoles le hizo cuatro goles a Perú con tres en el fondo, pero el viernes le habían hecho cuatro con tres en el fondo.

Argentina perdió el miércoles por primera vez en la historia del fútbol con Venezuela, 1 a 0 por las eliminatorias. La Selección había triunfado con los anteriores 18 enfrentamientos entre sí.

Alejandro Sabella explicó después del partido que puso cinco defensores “para asegurarse más tenencia de pelota”. Argentina tuvo mucho menos posesión del balón que Venezuela. Esos cinco defensores no fueron, precisamente, jugadores de características para asegurarse tenencia y salida de balón desde el fondo. Ni Zabaleta, ni Demichelis, ni Burdisso, ni Otamendi ni Rojo no solo no pueden asegurar tenencia de pelota, ni siquiera están capacitados para intentarlo.

Angel Di María, quien había dejado un “surco” como volante por izquierda el viernes 7 en el Monumental en la goleada ante Chile, esta vez jugó muy cerca de Mascherano, casi de “doble cinco”. Los dos verdaderos “doble cinco” (con perdón de la repetición del barbarismo futbolístico) que habían estado ante Chile, Braña y Banega, no fueron titulares frente a Venezuela.

Alejandro Sabella había postulado, antes del comienzo de las eliminatorias, su preferencia por los “jugadores-cerebro”, tal la denominación que utilizó. ¿Qué “jugador-cerebro” tuvo la Selección el miércoles para darle algo de elaboración al equipo y abastecer a Messi e Higuaín, quizá la pareja de más potencial en el mundo?

Lionel Messi, el atacante de más eficacia en el universo, fue el miércoles capitán por segunda vez en partido por los puntos de la Selección. En el segundo tiempo no solo no mandó. Ni siquiera jugó. Solo se fastidió.

Javier Pastore, que quizá no es “cerebro”, pero sí talento para abastecer juego, entró ante Venezuela a ocho minutos del final. El “jugador-cerebro” que más entiende el juego en Argentina desde hace mucho tiempo es Juan Román Riquelme. Es hoy el conductor, y cerebro, del equipo que va primero en el campeonato. No fue convocado. No se sabe si por lesión o por cuestiones “tácticas”.

El técnico solo habló de “el calor y la humedad” para explicar toda esta confusión. El partido se disputó en Puerto La Cruz, y de noche. En Venezuela, con estas temperaturas y más, Argentina jugó la Copa América 2007, en la que,-con la versión de más éxito de la conjunción Riquelme – Messi-, hacía de a tres o cuatro goles por partido, hasta la final con Brasil, que sí se jugó con más de 50 grados de sensación térmica al sol, en Maracaibo, y a primera hora de la tarde.