Así está la Selección. Hasta y desde la noche de novela del sábado pasado (2 a 1 a Perú en la cancha de River, penúltima fecha de las eliminatorias sudamericanas para el Mundial de fútbol Sudáfrica 2010, gol de Palermo en el minuto 48 del segundo tiempo).
Promediando el segundo tiempo, cuando ya se venía Perú, la hinchada de Boca, ubicada en un rincón de la cabecera Centenario, empezó a cantar, sin motivo aparente: "Bilardo no se va?/Bilardo no se va?". La "barra" de River, ubicada en el centro de la Tribuna Sívori, contestó: "Diego?/Diego?". ¡La de River! El mundo al revés. Así está la Selección.
Algunos colegas dan francamente vergüenza ajena. En el palco de prensa no se paran para el himno de Perú y sí para el de Argentina. Algunos de ellos, y otros, justifican aun hoy todo lo que decide Maradona en la Selección o, como eso ya se complica, adoptan la táctica de culpar solo a los jugadores o decir que el equipo estaba igual de mal con Basile. Estrictamente falso. En estas eliminatorias la Selección con Basile perdió sólo dos partidos. Y empató en Brasil, por ejemplo.
Ahora, con Diego, Argentina perdió cuatro, todos los que jugó de visitante, entre ellos el lacerante 1-6 ante Bolivia. Entre esos colegas "indulgentes" están los "laburantes" que van a los entrenamientos y que no pueden tomar distancia de la confianza que les dispensó Maradona, nada menos que Maradona. Y están los clásicos "sidieguistas" de atril televisivo, de los que lo más grave no es lo que dicen (negar la falta de idea de juego del equipo, negar que Messi nunca juega bien en la Selección, afirmar que todo o casi todo es culpa de los jugadores, instalar que la Selección estaba igual de mal antes de este caos, etc., etc.), sino que lo que dicen no es otra cosa que el pensamiento del DT de Argentina repetido por ellos como "loros". Así está la Selección.
Otros colegas, con distancia y perspectiva, ponen blanco sobre negro. Tomás Guasch, subdirector del diario AS de España, le dijo a LA CAPITAL en el centro de prensa de River, en medio de la tormenta (por la cuál debieron cortar la luz en el lugar en medio de nuestro trabajo)- tormenta literal y metafórica-, que "si a este equipo lo agarra hoy un rival más o menos ordenadito, el desastre puede ser mucho mayor?". Así está la Selección.
Con este panorama, y por lo que se sabe de las últimas horas, estamos verdaderamente en manos de Dios, o efectivamente de Bielsa, de gran trabajo en Chile (empezó como el peor equipo de la clasificación sudamericana, después del 0-3 con Paraguay y el 0-3 con Brasil, y terminó siendo el mejor, el equipo más ordenado y el que mejor juega). El Bielsa de eliminatorias mucho más tranquilas en Argentina (a pesar del vértigo sobre el juego que presagiaba otra cosa), aunque con errores imperdonables que terminaron en el peor fracaso de la historia de la Selección en una fase final de Mundial. El peor fracaso en eliminatorias ya es este. Pase lo que pase después. Aunque Argentina sea después campeona del mundo. Así está la Selección.
Y estamos en manos de Bielsa porque, aparentemente, Argentina va a ir al Centenario "a empatar", con dos líneas de cuatro, pero no con dos líneas de cuatro cualquiera. Quizá con cuatro centrales en el fondo, y con tres volantes centrales en el medio, un "triple cinco". Así, con las garantías que da este equipo, se puede perder, y quedaremos a merced que el Chile de Bielsa no pierda ante Ecuador. Quizá nos salve alguna otra página épica (cuidado, no siempre los dioses estarán de nuestro lado) o, si finalmente juega y no se lo devora el desconcierto general, la clase de Bolatti, capaz de ordenar un equipo completo desde el medio, como sería capaz de ordenar algo de este caos Riquelme desde más adelante. Riquelme, el goleador que todavía tiene la Selección habiendo dado una rueda de ventaja. El que no pisaba el área. El organizador que no está. Y así está la Selección.
Pero no sólo está ausente Riquelme. También está ausente Messi, aunque nunca sale del equipo. Y quedó claro que no puede ponerse nada al hombro. Que sólo puede ejecutar, brillantemente en algunos casos, sólo si se lo abastece mejor. Y tampoco está Mascherano, que jugó mal todos los partidos desde que Maradona dijo que la Selección era él y diez más. No hay líderes naturales ni deportivos (usando los términos de Miguel Russo, quien dice, por ejemplo, que Riquelme es uno de los pocos en el mundo que reúne esas dos condiciones); en este equipo y en este grupo es líder Heinze. Así está la Selección. Tampoco hay una idea de juego, ni la hubo nunca con este cuerpo técnico. Y ya convocó a 80 jugadores. Récord. Y cambia cinco o seis por partido. Gane o pierda. Y hay nuevos que se los convoca y rinden y en la siguiente lista no figuran, como Dátolo. Y hay viejos y referentes, que no son peores que el resto, y que en esta lista no están, como Zanetti, y el equipo no tiene un "4", ¡un "4"! para el partido con Uruguay. Así está la Selección.
Este es un informe de situación previo al choque decisivo. No después, o con el diario del lunes. Como fue previo el informe que se hizo desde aquí antes que asumiera Maradona. Consignábamos hace un año que, sencillamente, Diego no era técnico. Y que se staba haciendo un gran mal, a la Selección y a él mismo.
También dio vergüenza ajena la forma de su festejo del sábado, como dio vergüenza en el palco de prensa la forma con la que celebraron algunos colegas (otra vez los colegas?). No había nada que festejar. Aunque sí se entienda el desahogo del hincha, y la emoción por Palermo. No del cuerpo técnico y de los periodistas. Pero así está la Selección.
Promediando el segundo tiempo, cuando ya se venía Perú, la hinchada de Boca, ubicada en un rincón de la cabecera Centenario, empezó a cantar, sin motivo aparente: "Bilardo no se va?/Bilardo no se va?". La "barra" de River, ubicada en el centro de la Tribuna Sívori, contestó: "Diego?/Diego?". ¡La de River! El mundo al revés. Así está la Selección.
Algunos colegas dan francamente vergüenza ajena. En el palco de prensa no se paran para el himno de Perú y sí para el de Argentina. Algunos de ellos, y otros, justifican aun hoy todo lo que decide Maradona en la Selección o, como eso ya se complica, adoptan la táctica de culpar solo a los jugadores o decir que el equipo estaba igual de mal con Basile. Estrictamente falso. En estas eliminatorias la Selección con Basile perdió sólo dos partidos. Y empató en Brasil, por ejemplo.
Ahora, con Diego, Argentina perdió cuatro, todos los que jugó de visitante, entre ellos el lacerante 1-6 ante Bolivia. Entre esos colegas "indulgentes" están los "laburantes" que van a los entrenamientos y que no pueden tomar distancia de la confianza que les dispensó Maradona, nada menos que Maradona. Y están los clásicos "sidieguistas" de atril televisivo, de los que lo más grave no es lo que dicen (negar la falta de idea de juego del equipo, negar que Messi nunca juega bien en la Selección, afirmar que todo o casi todo es culpa de los jugadores, instalar que la Selección estaba igual de mal antes de este caos, etc., etc.), sino que lo que dicen no es otra cosa que el pensamiento del DT de Argentina repetido por ellos como "loros". Así está la Selección.
Otros colegas, con distancia y perspectiva, ponen blanco sobre negro. Tomás Guasch, subdirector del diario AS de España, le dijo a LA CAPITAL en el centro de prensa de River, en medio de la tormenta (por la cuál debieron cortar la luz en el lugar en medio de nuestro trabajo)- tormenta literal y metafórica-, que "si a este equipo lo agarra hoy un rival más o menos ordenadito, el desastre puede ser mucho mayor?". Así está la Selección.
Con este panorama, y por lo que se sabe de las últimas horas, estamos verdaderamente en manos de Dios, o efectivamente de Bielsa, de gran trabajo en Chile (empezó como el peor equipo de la clasificación sudamericana, después del 0-3 con Paraguay y el 0-3 con Brasil, y terminó siendo el mejor, el equipo más ordenado y el que mejor juega). El Bielsa de eliminatorias mucho más tranquilas en Argentina (a pesar del vértigo sobre el juego que presagiaba otra cosa), aunque con errores imperdonables que terminaron en el peor fracaso de la historia de la Selección en una fase final de Mundial. El peor fracaso en eliminatorias ya es este. Pase lo que pase después. Aunque Argentina sea después campeona del mundo. Así está la Selección.
Y estamos en manos de Bielsa porque, aparentemente, Argentina va a ir al Centenario "a empatar", con dos líneas de cuatro, pero no con dos líneas de cuatro cualquiera. Quizá con cuatro centrales en el fondo, y con tres volantes centrales en el medio, un "triple cinco". Así, con las garantías que da este equipo, se puede perder, y quedaremos a merced que el Chile de Bielsa no pierda ante Ecuador. Quizá nos salve alguna otra página épica (cuidado, no siempre los dioses estarán de nuestro lado) o, si finalmente juega y no se lo devora el desconcierto general, la clase de Bolatti, capaz de ordenar un equipo completo desde el medio, como sería capaz de ordenar algo de este caos Riquelme desde más adelante. Riquelme, el goleador que todavía tiene la Selección habiendo dado una rueda de ventaja. El que no pisaba el área. El organizador que no está. Y así está la Selección.
Pero no sólo está ausente Riquelme. También está ausente Messi, aunque nunca sale del equipo. Y quedó claro que no puede ponerse nada al hombro. Que sólo puede ejecutar, brillantemente en algunos casos, sólo si se lo abastece mejor. Y tampoco está Mascherano, que jugó mal todos los partidos desde que Maradona dijo que la Selección era él y diez más. No hay líderes naturales ni deportivos (usando los términos de Miguel Russo, quien dice, por ejemplo, que Riquelme es uno de los pocos en el mundo que reúne esas dos condiciones); en este equipo y en este grupo es líder Heinze. Así está la Selección. Tampoco hay una idea de juego, ni la hubo nunca con este cuerpo técnico. Y ya convocó a 80 jugadores. Récord. Y cambia cinco o seis por partido. Gane o pierda. Y hay nuevos que se los convoca y rinden y en la siguiente lista no figuran, como Dátolo. Y hay viejos y referentes, que no son peores que el resto, y que en esta lista no están, como Zanetti, y el equipo no tiene un "4", ¡un "4"! para el partido con Uruguay. Así está la Selección.
Este es un informe de situación previo al choque decisivo. No después, o con el diario del lunes. Como fue previo el informe que se hizo desde aquí antes que asumiera Maradona. Consignábamos hace un año que, sencillamente, Diego no era técnico. Y que se staba haciendo un gran mal, a la Selección y a él mismo.
También dio vergüenza ajena la forma de su festejo del sábado, como dio vergüenza en el palco de prensa la forma con la que celebraron algunos colegas (otra vez los colegas?). No había nada que festejar. Aunque sí se entienda el desahogo del hincha, y la emoción por Palermo. No del cuerpo técnico y de los periodistas. Pero así está la Selección.
1 comentarios:
El respeto a Perú no pasa por pararse en el himno (en un partido de fútbol!!!) sino en no discriminarlos como hacemos siempre los argentinos con lo que vivne aquí. Nos creemos seres superiores y eso es peligrosísimo.
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