Hay razones que las razones del corazón no entiende. Nos van a decir que no es necesario dos grandes canchas en una misma ciudad, mucho menos con doscientos metros de distancia entre una y otra. Nos dirán que Milán e Inter se arreglan con un sólo estadio. Que Juventus y Torino lo mismo. Habrá que contraponer que cada idiosincracia tiene sus características, que la pasión popular se debe analizar de acuerdo a los signos culturales y de identidad de cada lugar.
Lo cierto es que Independiente reinauguró su cancha, ha hecho una inversión enorme (por fín, en muchos años, se sabe a dónde van algunos de los millones que generó Independiente), abrió una parte de un estadio modelo y vale la felicitación. Es genuina la alegría y preferible el elogio para una casa que nace o se reconstruye que para los castillos que se derrumban.
Es cierto que está la cancha de Racing muy cerca, que tranquilamente se podría buscar un modelo "a la italiana", pero las razones de pertenencia no se discuten. Son prendas de identidad que sobrepasan incluso las dudosas reglas del "folklore" futbolístico, por las cuáles no se debe admitir todo, mucho menos las agresiones entre clásicos rivales.
Pero hay que entender, y ponderar, a Independiente y su gente. Prefirieron reconstruir la casa propia, quedarse en el lugar en el mundo, que pensar en otra alternativa. Y por estas horas disfrutan de una profunda satisfacción, de un orgullo de hincha que está íntimamente ligado a lo que significa el fútbol para los argentinos como fenómeno cultural.
Por eso, así como entendemos y felicitamos a hinchas de Independiente por este momento es que comprendemos algunas luchas que no terminan, pero que no tienen eco en quienes deberían tenerlo. Desde que se inició esta nueva conducción de Aldosivi, en Mar del Plata, en "Nuestra Aldea", se trazó como objetivo la construcción de la nueva cancha (así como la anterior construyó el estadio de La Cantera, ponderable en sí mismo más allá de dificultades económicas y otras cuestiones que no vienen al caso enumerar), y se hicieron todos los trámites y gestiones posibles para volver al "Lugar en el Mundo" de Aldosivi, que es donde nació, en el corazón del Puerto, donde se erigía la vieja cancha de Ministerio. Desde que Aldosivi reabrió ese camino, recién desde ese momento, esa tierra arrasada y abandonada de la vieja "manzana de los circos" empezó a ser explotada. Pero todavía está el lugar para Aldosivi. Se dirá que son tierras fiscales. ¿Qué mejor que ocuparlas con un Complejo Deportivo, Cultural y Comercial como el que ideó Aldosivi?
Convendría consultar en el club la maqueta correspondiente y los estudios realizados. Porque todos, todos los clubes, cumplen una función social. Y este proyecto estaría destinado a una gran comunidad de jóvenes en el Puerto pero, además, sería un pulmón para el fútbol de Mar del Plata, con otro estadio, que es necesario.
Y nunca dejen de atender las razones del corazón. Porque son el motor de nuestras vidas, y, por consiguiente, de nuestras ciudades. Como las razones del Corazón Rojo de Independiente que anoche latió más que nunca...
Lo cierto es que Independiente reinauguró su cancha, ha hecho una inversión enorme (por fín, en muchos años, se sabe a dónde van algunos de los millones que generó Independiente), abrió una parte de un estadio modelo y vale la felicitación. Es genuina la alegría y preferible el elogio para una casa que nace o se reconstruye que para los castillos que se derrumban.
Es cierto que está la cancha de Racing muy cerca, que tranquilamente se podría buscar un modelo "a la italiana", pero las razones de pertenencia no se discuten. Son prendas de identidad que sobrepasan incluso las dudosas reglas del "folklore" futbolístico, por las cuáles no se debe admitir todo, mucho menos las agresiones entre clásicos rivales.
Pero hay que entender, y ponderar, a Independiente y su gente. Prefirieron reconstruir la casa propia, quedarse en el lugar en el mundo, que pensar en otra alternativa. Y por estas horas disfrutan de una profunda satisfacción, de un orgullo de hincha que está íntimamente ligado a lo que significa el fútbol para los argentinos como fenómeno cultural.
Por eso, así como entendemos y felicitamos a hinchas de Independiente por este momento es que comprendemos algunas luchas que no terminan, pero que no tienen eco en quienes deberían tenerlo. Desde que se inició esta nueva conducción de Aldosivi, en Mar del Plata, en "Nuestra Aldea", se trazó como objetivo la construcción de la nueva cancha (así como la anterior construyó el estadio de La Cantera, ponderable en sí mismo más allá de dificultades económicas y otras cuestiones que no vienen al caso enumerar), y se hicieron todos los trámites y gestiones posibles para volver al "Lugar en el Mundo" de Aldosivi, que es donde nació, en el corazón del Puerto, donde se erigía la vieja cancha de Ministerio. Desde que Aldosivi reabrió ese camino, recién desde ese momento, esa tierra arrasada y abandonada de la vieja "manzana de los circos" empezó a ser explotada. Pero todavía está el lugar para Aldosivi. Se dirá que son tierras fiscales. ¿Qué mejor que ocuparlas con un Complejo Deportivo, Cultural y Comercial como el que ideó Aldosivi?
Convendría consultar en el club la maqueta correspondiente y los estudios realizados. Porque todos, todos los clubes, cumplen una función social. Y este proyecto estaría destinado a una gran comunidad de jóvenes en el Puerto pero, además, sería un pulmón para el fútbol de Mar del Plata, con otro estadio, que es necesario.
Y nunca dejen de atender las razones del corazón. Porque son el motor de nuestras vidas, y, por consiguiente, de nuestras ciudades. Como las razones del Corazón Rojo de Independiente que anoche latió más que nunca...
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