Verdad de Perogrullo, los grupos del Mundial de fútbol se integran con cuatro equipos. El principal problema de Argentina es que todavía no tiene equipo para integrarlo. Pero un análisis frío de lo que deparó el sorteo de la Sudáfrica 2010 en Ciudad del Cabo da cuenta que a la Selección le tocaron, a priori, las opciones más accesibles.
De los africanos, desde ya, no le podía caer el local, Sudáfrica, lo que siempre genera una incomodidad. De los asiáticos le tocó un equipo rápido pero sin vuelo alguno como Corea del Sur, y de los de Europa evitó los más temibles que no eran cabeza de serie, Francia o Portugal. Algo que sí le ocurrió en el Mundial pasado cuando debió enfrentar a Holanda.
Este grupo, en realidad, es relativamente parecido al de Francia 98. Y ofrece las mismas posibilidades que esa Copa. El hándicap de poder prepararse y tomarle el pulso al Mundial en la misma competencia.
Argentina no tiene equipo y teniendo en cuenta que Maradona utilizó más de 80 jugadores en media eliminatoria, no será sencillo encontrarlo. Y no serán tantos los partidos amistosos previos. Pero, como en Francia 98, cuando con Passarella arrancó ante Japón en Toulouse y con Jamaica en París, casi que en Sudáfrica la Selección tiene la chance de "entrenarse" en los dos primeros partidos oficiales. Mejor, imposible. Eso no significa subestimar a los rivales, ni mucho menos. Bien Nigeria puede darle un dolor de cabeza, como el que propinó Camerún en el 90. Pero la realidad indica que el bolillero le dio a Argentina la posibilidad de arrancar de menor a mayor, de no comenzar con rivales temibles.
Y, además, esa etapa previa Argentina la podrá transitar con la comodidad de solo tener que recorrer algo más de 700 kilómetros para tres partidos, y no salir de un radio de 300 kilómetros en eventuales cuatro encuentros, en un país y un Mundial con distancias mucho más grandes que las de Alemania. Los dos primeros juegos de la Selección serán en Johannesburgo, a unos 50 kilómetros de su concentración en Pretoria. El tercero, ante Grecia, en Polotwane, a unos 300 kilómetros. Y si gana el grupo B, volverá a jugar en Johannesburgo.
Todas estas "facilidades" se encuadran dentro de la relatividad que siempre depara el fútbol, y mucho más si se trata de esta Selección, para la cuál fue muy difícil vencer como local a Perú, el peor de los equipos de Sudamerica, y que recibió seis goles de Bolivia, por ejemplo.
Pero en un equipo que tiene al elegido mejor jugador del mundo, y que es un potencia futbolística mundial, cabeza de serie de esta Copa, no debe ser temerario afirmar que el grupo inicial debe servir para prepararse sin sobresaltos para el verdadero Mundial, que empezará en octavos.
De los africanos, desde ya, no le podía caer el local, Sudáfrica, lo que siempre genera una incomodidad. De los asiáticos le tocó un equipo rápido pero sin vuelo alguno como Corea del Sur, y de los de Europa evitó los más temibles que no eran cabeza de serie, Francia o Portugal. Algo que sí le ocurrió en el Mundial pasado cuando debió enfrentar a Holanda.
Este grupo, en realidad, es relativamente parecido al de Francia 98. Y ofrece las mismas posibilidades que esa Copa. El hándicap de poder prepararse y tomarle el pulso al Mundial en la misma competencia.
Argentina no tiene equipo y teniendo en cuenta que Maradona utilizó más de 80 jugadores en media eliminatoria, no será sencillo encontrarlo. Y no serán tantos los partidos amistosos previos. Pero, como en Francia 98, cuando con Passarella arrancó ante Japón en Toulouse y con Jamaica en París, casi que en Sudáfrica la Selección tiene la chance de "entrenarse" en los dos primeros partidos oficiales. Mejor, imposible. Eso no significa subestimar a los rivales, ni mucho menos. Bien Nigeria puede darle un dolor de cabeza, como el que propinó Camerún en el 90. Pero la realidad indica que el bolillero le dio a Argentina la posibilidad de arrancar de menor a mayor, de no comenzar con rivales temibles.
Y, además, esa etapa previa Argentina la podrá transitar con la comodidad de solo tener que recorrer algo más de 700 kilómetros para tres partidos, y no salir de un radio de 300 kilómetros en eventuales cuatro encuentros, en un país y un Mundial con distancias mucho más grandes que las de Alemania. Los dos primeros juegos de la Selección serán en Johannesburgo, a unos 50 kilómetros de su concentración en Pretoria. El tercero, ante Grecia, en Polotwane, a unos 300 kilómetros. Y si gana el grupo B, volverá a jugar en Johannesburgo.
Todas estas "facilidades" se encuadran dentro de la relatividad que siempre depara el fútbol, y mucho más si se trata de esta Selección, para la cuál fue muy difícil vencer como local a Perú, el peor de los equipos de Sudamerica, y que recibió seis goles de Bolivia, por ejemplo.
Pero en un equipo que tiene al elegido mejor jugador del mundo, y que es un potencia futbolística mundial, cabeza de serie de esta Copa, no debe ser temerario afirmar que el grupo inicial debe servir para prepararse sin sobresaltos para el verdadero Mundial, que empezará en octavos.
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