Cuando al presidente Jorge Amor Ameal se le fue la interna de las manos y no supo sostener a Basile, Boca perdió, en menos de una semana, dos clásicos con River y a los dos entrenadores más exitosos de los últimos veinte años, al mejor de todos, y al DT récord que había ganado cinco campeonatos de cinco posibles.
Ameal tuvo la mejor intención de seguir la línea del fallecido Pedro Pompilio, cuyo sueño era un Carlos Bianchi "a la Ferguson", que se quede de por vida en el club, como manager cuando quisiera, como técnico cuando quisiera, con el manejo del fútbol a cargo de quien más sabe.
Ameal fue muy inteligente cuando tomó la decisión de contratar a Bianchi, porque se creó un "paraguas protector" ante su escaso poder político y frente a los otros ya "precandidatos". Y, a la vez, fue leal a ese sueño de Pompilio. Pero a la primera de cambio, cuando los resultados no se dieron, no resistió a una fabulosa operación política y mediática, cedió y ahora quedó muy debilitado.
La operación política fue de quien eligió a Ciro James, "el Fino" Palacios y Abel Posse y quien todavía no supo como empezar su gestión en otro ámbito, mucho más importante que el fútbol, y entonces "se divierte"· haciendo daño en Boca. O la operación política fue de sus seguidores, amparados en las muy infelices declaraciones de su "jefe", en las cuáles, casualmente en la semana previa al desastre, habló mal de Bianchi y Riquelme, y no dejó bien parado ni a Basile, ni Ameal ni al propio Pompilio, quien no tiene como defenderse y quien "lo salvó" en más de una para la construcción de su imagen política.
Al cabo, los "macristas" hicieron su juego. Y el desastre está a la vista. Boca se quedó, en tres días, sin dos de sus personalidades más valiosas, más allá de sus errores y consideraciones varias. Perdió a Basile y Bianchi de un santiamén.
Y ahí falló la cintura política de Ameal. Si respaldaba explícitamente a Basile, si no le soltaba el brazo tras tres partidos de verano, impedía el derrumbe del resto del castillo y no precipitaba la avanzada de oportunistas que, se sabía, iban a "apretar" a Bianchi para que aceptara ser DT ya, con el objetivo velado de forzarlo a que se vaya.
Pero a la par de una operación política hubo una evidente operación mediática. De los que no le perdonan a Bianchi no haber recibido privilegios en el trato en sus tiempos de DT. De los que criticaron su gestión de manager desde el primer día que asumió. Alcanza con escucharlos ahora y escucharlos antes para comprobarlo. Los mismos que ahora le dan micrófono y elogian los dichos de los colaboradores de Basile -porque eran funcionales a su discurso "anti Bianchi-, cuando un par de días atrás ninguneaban y le faltaban el respeto permanentemente al ex entrenador de Boca, tirándole todas las culpas, sin decir siquiera como atenuante que nunca en este tiempo de gestión pudo armar su clásico "equipo de memoria".
Con estas operaciones Boca perdió mucho, demasiado, en pocas horas. Sobre todo desechó una reserva valiosísima de capital humano. Se quedó, entre otras cosas, sin Bianchi y sin Basile. Pero como esto es fútbol, los profundos conocimientos del "Chueco" Alves sobre el plantel de Boca y una levantada de sus jugadores, pueden incluso revertir esta caída en picada y detener, acaso, los objetivos de estas operaciones...Y hasta permitirle a Ameal recuperar poder y autonomía.
Lo cierto es que, por ahora, con estas operaciones, con estas andanadas "derechizantes" que quieren volver asaltar el club del que se fueron- y que quieren incluso usar a Guillermo como estandarte-, el único que se perjudicó fue Boca. Se consumó un desastre en muy pocas horas. No queremos imaginarnos lo que haría esta gente con el país...
Ameal tuvo la mejor intención de seguir la línea del fallecido Pedro Pompilio, cuyo sueño era un Carlos Bianchi "a la Ferguson", que se quede de por vida en el club, como manager cuando quisiera, como técnico cuando quisiera, con el manejo del fútbol a cargo de quien más sabe.
Ameal fue muy inteligente cuando tomó la decisión de contratar a Bianchi, porque se creó un "paraguas protector" ante su escaso poder político y frente a los otros ya "precandidatos". Y, a la vez, fue leal a ese sueño de Pompilio. Pero a la primera de cambio, cuando los resultados no se dieron, no resistió a una fabulosa operación política y mediática, cedió y ahora quedó muy debilitado.
La operación política fue de quien eligió a Ciro James, "el Fino" Palacios y Abel Posse y quien todavía no supo como empezar su gestión en otro ámbito, mucho más importante que el fútbol, y entonces "se divierte"· haciendo daño en Boca. O la operación política fue de sus seguidores, amparados en las muy infelices declaraciones de su "jefe", en las cuáles, casualmente en la semana previa al desastre, habló mal de Bianchi y Riquelme, y no dejó bien parado ni a Basile, ni Ameal ni al propio Pompilio, quien no tiene como defenderse y quien "lo salvó" en más de una para la construcción de su imagen política.
Al cabo, los "macristas" hicieron su juego. Y el desastre está a la vista. Boca se quedó, en tres días, sin dos de sus personalidades más valiosas, más allá de sus errores y consideraciones varias. Perdió a Basile y Bianchi de un santiamén.
Y ahí falló la cintura política de Ameal. Si respaldaba explícitamente a Basile, si no le soltaba el brazo tras tres partidos de verano, impedía el derrumbe del resto del castillo y no precipitaba la avanzada de oportunistas que, se sabía, iban a "apretar" a Bianchi para que aceptara ser DT ya, con el objetivo velado de forzarlo a que se vaya.
Pero a la par de una operación política hubo una evidente operación mediática. De los que no le perdonan a Bianchi no haber recibido privilegios en el trato en sus tiempos de DT. De los que criticaron su gestión de manager desde el primer día que asumió. Alcanza con escucharlos ahora y escucharlos antes para comprobarlo. Los mismos que ahora le dan micrófono y elogian los dichos de los colaboradores de Basile -porque eran funcionales a su discurso "anti Bianchi-, cuando un par de días atrás ninguneaban y le faltaban el respeto permanentemente al ex entrenador de Boca, tirándole todas las culpas, sin decir siquiera como atenuante que nunca en este tiempo de gestión pudo armar su clásico "equipo de memoria".
Con estas operaciones Boca perdió mucho, demasiado, en pocas horas. Sobre todo desechó una reserva valiosísima de capital humano. Se quedó, entre otras cosas, sin Bianchi y sin Basile. Pero como esto es fútbol, los profundos conocimientos del "Chueco" Alves sobre el plantel de Boca y una levantada de sus jugadores, pueden incluso revertir esta caída en picada y detener, acaso, los objetivos de estas operaciones...Y hasta permitirle a Ameal recuperar poder y autonomía.
Lo cierto es que, por ahora, con estas operaciones, con estas andanadas "derechizantes" que quieren volver asaltar el club del que se fueron- y que quieren incluso usar a Guillermo como estandarte-, el único que se perjudicó fue Boca. Se consumó un desastre en muy pocas horas. No queremos imaginarnos lo que haría esta gente con el país...
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