Aldosivi no pudo en Tucumán, aunque no estuvo tan lejos. Perdió ante Atlético por 1 a 0, en la noche del lunes, y sigue abajo de Belgrano de Córdoba e Instituto de Córdoba en su aspiración de llegar a la promoción para el ascenso a Primera A del fútbol argentino, a la vez que ya quedó definitivamente al margen del descenso directo, aunque a esta altura esa posibilidad solo era matemática.
Rapidamente se puede repasar lo positivo y lo negativo del paso por Tucumán. Para después sí pasar a lo que viene, que es definitivo, ya sin especulaciones posibles, en los últimos tres partidos del campeonato, ante Quilmes, Ferro y Unión.
Lo positivo es que una vez más se comprobó que el sueño no está tan lejos. Las imagenes de la televisión mostraron una fiesta multitudinaria, con el público de Atlético disfrutando que está al borde del ascenso. Aldosivi no fue mucho menos que Atlético en la cancha, tampoco a lo largo del certamen. Esa fiesta es posible en Mar del Plata, más temprano que tarde. Pero daría la sensación que, tanto en este partido puntual, como en la campaña en general, se perdieron oportunidades valiosísimas. Pero es positivo saber que Aldosivi está ahí, en el umbral, y que llegó hasta allí con una idea de transición, de proyección de jugadores del club que ya conforman la base del equipo.
Lo negativo es que estando tan cerca Aldosivi no pudo dar el salto de calidad. Si en este partido se hubiera soltado desde el arranque como en los primeros 20 o 25 minutos del segundo tiempo, quizá otra hubiera sido la historia. Casi una metáfora de toda su campaña. La pregunta es si con este plantel de transición, ¿estaba en condiciones de dar ese salto de calidad, de arriesgar sin red, de apuntar a algo más? Ahora, en los tres partidos que restan, no le queda más que tratar de comprobar si es posible.
Y en función de esos tres partidos decisivos que se viene para tratar de darle el "asalto" final a los cordobeses convendrá tener claro que el partido no solo se perdió porque Roselli no cerró bien ni hizo pie sobre la línea. A esa jugada se llegó porque una vez más, por el extremo derecho del ataque rival, Aldosivi tuvo problemas. El precio que tuvo que pagar en varios partidos de este campeonato por no jugar con marcadores de punta netos. Resignó eso para reforzar el medio, y eso quizá le sirvió para no quedar tan lejos ante los encumbrados, en trámites como los de Tucumán. Pero es como la historia de la manta que tapa la cabeza y destapa los pies o al revés. Y el problema de no jugar con dos laterales, además de dos volantes por afuera, no se limita a la cuestión defensiva (al fin y al cabo, Aldosivi no tiene tantos goles en contra en el campeonato) sino que implica no explotar convenientemente los extremos en ataque, que los jugadores que intentan generar juego no cuenten tantas alternativas de pase a los costados, que los delanteros aparezcan muchas veces de espaldas al arco y no para definir desbordes y centros atrás de otros compañeros. Eso también se vio en Tucumán. Ojalá se pueda superar en las tres finales que vienen.
Rapidamente se puede repasar lo positivo y lo negativo del paso por Tucumán. Para después sí pasar a lo que viene, que es definitivo, ya sin especulaciones posibles, en los últimos tres partidos del campeonato, ante Quilmes, Ferro y Unión.
Lo positivo es que una vez más se comprobó que el sueño no está tan lejos. Las imagenes de la televisión mostraron una fiesta multitudinaria, con el público de Atlético disfrutando que está al borde del ascenso. Aldosivi no fue mucho menos que Atlético en la cancha, tampoco a lo largo del certamen. Esa fiesta es posible en Mar del Plata, más temprano que tarde. Pero daría la sensación que, tanto en este partido puntual, como en la campaña en general, se perdieron oportunidades valiosísimas. Pero es positivo saber que Aldosivi está ahí, en el umbral, y que llegó hasta allí con una idea de transición, de proyección de jugadores del club que ya conforman la base del equipo.
Lo negativo es que estando tan cerca Aldosivi no pudo dar el salto de calidad. Si en este partido se hubiera soltado desde el arranque como en los primeros 20 o 25 minutos del segundo tiempo, quizá otra hubiera sido la historia. Casi una metáfora de toda su campaña. La pregunta es si con este plantel de transición, ¿estaba en condiciones de dar ese salto de calidad, de arriesgar sin red, de apuntar a algo más? Ahora, en los tres partidos que restan, no le queda más que tratar de comprobar si es posible.
Y en función de esos tres partidos decisivos que se viene para tratar de darle el "asalto" final a los cordobeses convendrá tener claro que el partido no solo se perdió porque Roselli no cerró bien ni hizo pie sobre la línea. A esa jugada se llegó porque una vez más, por el extremo derecho del ataque rival, Aldosivi tuvo problemas. El precio que tuvo que pagar en varios partidos de este campeonato por no jugar con marcadores de punta netos. Resignó eso para reforzar el medio, y eso quizá le sirvió para no quedar tan lejos ante los encumbrados, en trámites como los de Tucumán. Pero es como la historia de la manta que tapa la cabeza y destapa los pies o al revés. Y el problema de no jugar con dos laterales, además de dos volantes por afuera, no se limita a la cuestión defensiva (al fin y al cabo, Aldosivi no tiene tantos goles en contra en el campeonato) sino que implica no explotar convenientemente los extremos en ataque, que los jugadores que intentan generar juego no cuenten tantas alternativas de pase a los costados, que los delanteros aparezcan muchas veces de espaldas al arco y no para definir desbordes y centros atrás de otros compañeros. Eso también se vio en Tucumán. Ojalá se pueda superar en las tres finales que vienen.
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