Angel Cappa, el entrenador de Huracán, el equipo que actualmente juega mejor al fútbol en Argentina, y que ahora quedó primero y definirá el Clausura con Vélez, dice que con cualquier táctica o postura táctica se puede ganar. Y es rigurosamente cierto. También apela a la figura de los números telefónicos, heredada de su "maestro", César Luis Menotti, para referirse a los abusos con los cuales se apunta cómo se paran los equipos. Si con un 3-3-3-1, un 4-4-2 o un 5-4-1...
Dice bien Cappa, con cualquiera de esas fórmulas o números telefónicos se puede ganar, entre otras cosas porque esos números son personas y esas personas son futbolistas, de los cuales depende, antes que nada, jugar o no mejor que el rival o a lo sumo meter la pelotita en el arco de enfrente.
Sin embargo, Cappa no dice toda la verdad, o se guarda una parte, quizá para no pecar de excesivamente dogmático. Pero esa parte que falta, el resto, lo dice su equipo en la cancha. El podrá decir que con cualquier táctica se gana y que no hay que darle tanta importancia a esos números telefónicos, pero sus equipos, y este Huracán específicamente, siempre, siempre, rigurosamente, juega con línea de cuatro en defensa y con tres volantes, y a lo sumo, por las características de sus dirigidos, las fluctuaciones pueden pasar a dos o un enganche, dos o un delantero.
Pero no sólo él habla a través de los hechos y de sus equipos. También Ricardo Gareca, el técnico de la otra divisa que puede ser campeón, y Luis Zubeldía, el entrenador del Lanús que sacó más puntos que ninguno en la temporada. Y también los técnicos de los ocho equipos que llegaron a las instancias finales de la Liga de Campeones de Europa, hoy la meca del fútbol de clubes. Y los de España y Brasil, seleccionados candidatos a ganar la Copa de las Confederaciones en Sudáfrica, antesala del Mundial, y el de Italia, eliminado en esta Copa, pero actual campeón del mundo. Todos éstos deciden pararse con línea de cuatro. Después entrarán a jugar los matices. De si un equipo hace adelantar a los dos laterales peramanentemente, como Barcelona, o si avanzan con uno solo alternativamente (como ocurría con el Boca multicampeón de Carlos Bianchi) o si se adelanta un zaguero (como hacía Passarella en la Selección Argentina de Menotti).
Pero la conclusión es que la línea de cuatro es un punto de partida que ya ni se discute en el fútbol de hoy en el mundo. Solo aquí retrasan los relojes, como en otras cuestiones que tienen que ver con la política (cuando el mundo reivindica al Estado, aquí algunos lo demonizan, justamente los que menos estudian y trabajan...). Pero la mentira instalada mayor aquí no es precisamente que la línea de tres es efectiva o una alternativa válida o que es "moderna" (discutible por cierto, es a todas luces antinatural y el ancho de la cancha es siempre el mismo), lo peor es que se afirma que es "más difícil" y que requiere "más trabajo". Por ejemplo, se critica a la Selección no porque juega con línea de tres sino porque lo hace "sin tiempo para trabajarla". Una falacia, justamente de los que se jactan de que en el fútbol "hay que trabajar". La línea de tres es un signo de pereza intelectual. Y estamos en condiciones de contar, porque nos consta, lamentablemente, que los técnicos de inferiores, algunos en Mar del Plata y en otros puntos del país, hacen ahora jugar a los pibes con línea de tres "porque lo entienden más fácil: 'Vos jugá libre y ustedes dos marquen a los dos delanteros, y listo ...'".
Ahí empiezan algunos de los males que hoy padecemos en el fútbol argentino. La pereza intelectual, la falta de capacidad de docente, que viene ya de los técnicos de inferiores. Por eso: basta de mentiras y eufemismos, mostrémosles la verdad a los pibes, no embarremos la cancha. No es lo mismo jugar con línea de tres que con cuatro. Se puede ganar, eventualmente, con cualquier táctica (y una cuestión circunstancial, la falta de jugadores de determinadas características, puede "obligar" a poner línea de tres) pero, "casualmente", los que hoy ganan y lideran en el mundo lo hacen con línea de cuatro, marcación zonal "que se trabaja", laterales que se proyectan, dispositivos clásicos, y futbolistas del medio hacia adelante que crean, en un contexto de orden, para los delanteros.
Algo parecido, con mentiras instaladas como verdades, ocurre con la preparación física... Huracán, está visto, "no se cayó" a la quinta fecha, como decían algunos gurúes (también los hay en el fútbol) por no hacer pesas ni usar chalecos lastrados en la pretemporada o por entrenar sólo con pelota... Pero ése es otro tema.
Dice bien Cappa, con cualquiera de esas fórmulas o números telefónicos se puede ganar, entre otras cosas porque esos números son personas y esas personas son futbolistas, de los cuales depende, antes que nada, jugar o no mejor que el rival o a lo sumo meter la pelotita en el arco de enfrente.
Sin embargo, Cappa no dice toda la verdad, o se guarda una parte, quizá para no pecar de excesivamente dogmático. Pero esa parte que falta, el resto, lo dice su equipo en la cancha. El podrá decir que con cualquier táctica se gana y que no hay que darle tanta importancia a esos números telefónicos, pero sus equipos, y este Huracán específicamente, siempre, siempre, rigurosamente, juega con línea de cuatro en defensa y con tres volantes, y a lo sumo, por las características de sus dirigidos, las fluctuaciones pueden pasar a dos o un enganche, dos o un delantero.
Pero no sólo él habla a través de los hechos y de sus equipos. También Ricardo Gareca, el técnico de la otra divisa que puede ser campeón, y Luis Zubeldía, el entrenador del Lanús que sacó más puntos que ninguno en la temporada. Y también los técnicos de los ocho equipos que llegaron a las instancias finales de la Liga de Campeones de Europa, hoy la meca del fútbol de clubes. Y los de España y Brasil, seleccionados candidatos a ganar la Copa de las Confederaciones en Sudáfrica, antesala del Mundial, y el de Italia, eliminado en esta Copa, pero actual campeón del mundo. Todos éstos deciden pararse con línea de cuatro. Después entrarán a jugar los matices. De si un equipo hace adelantar a los dos laterales peramanentemente, como Barcelona, o si avanzan con uno solo alternativamente (como ocurría con el Boca multicampeón de Carlos Bianchi) o si se adelanta un zaguero (como hacía Passarella en la Selección Argentina de Menotti).
Pero la conclusión es que la línea de cuatro es un punto de partida que ya ni se discute en el fútbol de hoy en el mundo. Solo aquí retrasan los relojes, como en otras cuestiones que tienen que ver con la política (cuando el mundo reivindica al Estado, aquí algunos lo demonizan, justamente los que menos estudian y trabajan...). Pero la mentira instalada mayor aquí no es precisamente que la línea de tres es efectiva o una alternativa válida o que es "moderna" (discutible por cierto, es a todas luces antinatural y el ancho de la cancha es siempre el mismo), lo peor es que se afirma que es "más difícil" y que requiere "más trabajo". Por ejemplo, se critica a la Selección no porque juega con línea de tres sino porque lo hace "sin tiempo para trabajarla". Una falacia, justamente de los que se jactan de que en el fútbol "hay que trabajar". La línea de tres es un signo de pereza intelectual. Y estamos en condiciones de contar, porque nos consta, lamentablemente, que los técnicos de inferiores, algunos en Mar del Plata y en otros puntos del país, hacen ahora jugar a los pibes con línea de tres "porque lo entienden más fácil: 'Vos jugá libre y ustedes dos marquen a los dos delanteros, y listo ...'".
Ahí empiezan algunos de los males que hoy padecemos en el fútbol argentino. La pereza intelectual, la falta de capacidad de docente, que viene ya de los técnicos de inferiores. Por eso: basta de mentiras y eufemismos, mostrémosles la verdad a los pibes, no embarremos la cancha. No es lo mismo jugar con línea de tres que con cuatro. Se puede ganar, eventualmente, con cualquier táctica (y una cuestión circunstancial, la falta de jugadores de determinadas características, puede "obligar" a poner línea de tres) pero, "casualmente", los que hoy ganan y lideran en el mundo lo hacen con línea de cuatro, marcación zonal "que se trabaja", laterales que se proyectan, dispositivos clásicos, y futbolistas del medio hacia adelante que crean, en un contexto de orden, para los delanteros.
Algo parecido, con mentiras instaladas como verdades, ocurre con la preparación física... Huracán, está visto, "no se cayó" a la quinta fecha, como decían algunos gurúes (también los hay en el fútbol) por no hacer pesas ni usar chalecos lastrados en la pretemporada o por entrenar sólo con pelota... Pero ése es otro tema.
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