El problema es que la gente no juega, y Maradona tampoco

ROSARIO.- Mucho se habló del escenario. No se supo cambiar el contenido. Se cambió la cancha, el clásico mundial se trasladó al estadio de Rosario Central, “para llevarse por delante” a Brasil pero la única verdad es la realidad, y está “en el verde césped”. En fútbol los de afuera son de palo, y el juego es lo que vale. La gente no juega, Maradona ya tampoco. Y Brasil, con orden y practicidad, administrando talento individual y colectivo, venció por 3 a 1 de visitante a una Argentina caótica, con mucho vértigo y poco orden, sin abastecedores para Messi, en el marco de las eliminatorias para la Copa del Mundo Sudáfrica 2010.

Los otros resultados igual favorecieron a Argentina para todavía estar en zona de mundial. Pero el rendimiento, la falta de una idea de juego, preocupa bastante más que el resultado. Messi no gravitó en su dimensión, no lo abastecieron bien, Verón ni recuperó ni distribuyó, Mascherano no contuvo y la defensa pareció amateur. Enfrente, un equipo.

Con la presion solo no alcanzó. Ni la presión de adentro. Ni la de afuera. La Selección Argentina salió a llevarse por delante a Brasil desde el arranque, con grito ensordecedor de la gente pegada al campo en la cancha de Central y con una situación clara de gol a favor muy clara ya a los 42 segundos de juego. Juan Sebastián Verón abrió hacia la derecha para la entrada profunda de Maximiliano Rodríguez y su centro bajo y rasante fue conectado por Tevez, quien desvió apenas el remate ya en el área chica.

El partido quedó planteado en el arranque con una presión vertiginosa de Argentina en el campo contrario y un Brasil a la expectativa, cerrando espacios, bien retrasado, como casi siempre hace en los clásicos de visitante. Así, a los 12’, otra vez la Selección que dirige Maradona estuvo a punto de abrir la cuenta con una buena penetración de Javier Zanetti, también por derecha, y su habilitación hacia el centro para Lionel Messi, quien mandó un zurdazo fuerte que pasó apenas por encima de travesaño.

Pero con la presión solo no alcanzó. A eso hay que adosarle juego. Una idea de juego. Línea. Orden. Todo lo que no tuvo Argentina, que concretamente solo apostó a eso, a llevarse por delante a Brasil, con el vértigo de adentro, y el aliento de afuera. Pero con voluntarismo solo en fútbol no alcanza. Los de afuera son de palo cuando no se pueden marcar diferencias adentro. Y paulatinamente, con el correr de los minutos, Brasil se acomodó mejor en la cancha, Elano, Gilberto Silva y Felipe Melo se adueñaron del medio y el talento colectivo suplió las escasas apariciones del talento individual que podía aportar Kaká.

Pero la Argentina del primer tiempo no solo fue la falta de una línea de juego. Fue la postura defensiva casi amateur frente a los centros y las jugadas con pelota detenida de Brasil. Así, a los 23’, el equipo visitante se puso en ventaja cuando Elano ejecutó su primer tiro libre brillante desde el borde derecho del área y Luisao cabeceó con absoluta comodidad, frente a la estaticidad de los centrales de la Selección. Practicidad 1, voluntarismo 0.

Argentina respondió muy timidamente con un tiro libre de Verón que fue un buscapié que desvió Maxi Rodríguez casi sin querer y la pelota se fue afuera, contra un palo.

Pero enseguida, a los 30’ Brasil le asestó a todo Arroyito otra dosis letal de realidad. Otro tiro libre, otra vez Elano, tres rebotes, primero le pegó Kaká, después Robinho, no reaccionaron ni los volantes de contención, ni los centrales, ni el arquero, y en última instancia apareció para empujar con comodidad Luis Fabiano. Practicidad 2, voluntarismo 0.

Otro tiro libre de Elano, nueva pesadilla, las dudas de todos, y casi el tercer gol. Despejaron sobre la línea providencialmente. En una reacción casi espasmódica el arquero Julio César tapó sobre el área chica cuando Maxi Rodríguez conectó un centro de Tevez. Messi, desaparecido en acción, desde aquel lejano zurdazo del minuto 12. Desde aquel pase de Zanetti nunca nadie lo abasteció idóneamente.

Lo que mejor intentó Messi, en ese primer tiempo, y en algunos pasajes del complemento, a falta de alguien que le de juego, fueron sus “corajeadas” individuales partiendo casi desde la mitad de la cancha.

Contra un Brasil ordenado pero demasiado mezquino, que renunció a explotar suficientemente los espacios que le quedaron en tres cuartos a kaká, ante la salida de Maxi Rodríguez por ingreso de Sergio Agüero. Argentina fue más coraje que fútbol pero se repitió en centros y tiros desde afuera. Messi, ausente con aviso. Sin un equipo que juegue para él. Con un equipo que no juega para nadie.

Pero uno de esos tiros desde afuera, a los 22’, fue ejecutado brillantemente por Jesús Dátolo y la pelota entró por un ángulo. Voluntarismo 1, Practicidad 0.

Pero, claro, Jesús hace milagros si lo ayudan. Apenas dos minutos más tarde sí le dieron la pelota a Kaká en tres cuartos, Argentina retrocedió muy mal, los defensores esperaron peor, y el ahora conductor de Real Madrid le metió un estiletazo brillante a Luis Fabiano, quien definió con calidad, picándole el balón a Andujar. Practicidad más talento colectivo más talento individual 3, voluntarismo y caos 1.

0 comentarios:

Publicar un comentario