Desde nuestra ubicación periodística en el Hilario Sánchez, en este caso la más distante a la acción, en el ángulo opuesto, y con el protagonista indeseado, Darío Cajaravilla, de espaldas a nosotros, no se vio mano. Por televisión, que tomó imágenes desde el otro sector, se ve claramente que la pelota, tras un intento de centro de Jonathan Belforte, da en el pecho de Cajaravilla, no se vio mano. El técnico de San Martín de San Juan, Enrique Hrabina, con absoluta sinceridad, le dijo después a LA CAPITAL que no vio mano . Los diarios de San Juan, enseguida en sus ediciones digitales, y después en el papel, consignaron que San Martín ganó con un penal inexistente, o cuanto menos dudoso.
Jorge Baliño, el árbitro del partido, que también llegaba por detrás de Cajaravilla, vio mano. Es extraño. Por lo menos extraño…
Baliño es quizá la única persona que vio mano en el Hilario Sánchez en la noche del jueves. O capaz también el línea que, lo que hizo con la mano, fue lavársela…Es extraño. Por lo menos extraño, muy extraño…
Así Aldosivi se privó de un resultado positivo, después de un rendimiento esta vez también positivo, frente al puntero del campeonato, y se volvió a Mar del Plata con las manos vacías al caer frente a San Martín de San Juan por 2 a 1 en el marco de la quinta fecha del torneo de la Primera B Nacional de fútbol.
Y que en este contexto a Aldosivi lo priven de algo que le correspondía, genera más contrariedad. Porque a este Aldosivi, precisamente, se sabe, no le sobra nada. No está para tirar “manteca al techo”, ni mucho menos. No está para resignar lo poco que consigue. Se sabe que se profundiza la etapa de transición, que el equipo se forma con un plantel muy austero, sin grandes refuerzos de renombre, sustentado en la base de inferiores que proporciona el Proyección Juvenil. Entonces, en ese panorama, se lamenta doblemente cuando se vuelve con las manos vacías después de un rendimiento más o menos convincente frente a nada menos que el puntero del campeonato, y de visitante.
Porque da la sensación de que, por lo que tiene, a Aldosivi le costará superar demasiado un rendimiento como el del jueves, más bien en otras situaciones le costará sostener una actuación similar. Pues entonces, si cuando llega a ese punto deseado, también se vuelve con las manos vacías, la desazón es doble, y también la preocupación.
En este caso, en conclusión, Aldosivi “hizo bien los deberes”, mantuvo un orden, por primera vez se vio un atisbo de idea de juego, de equipo, pero se vio privado de un resultado positivo,- más allá de errores propios y claudicaciones puntuales, que también las hubo, y del mérito de buscar de San Martín de San Juan-, por una decisión inexplicable del árbitro Jorge Baliño. Y ya no se puede hablar de error involuntario. Más bien de una determinación sin explicación lógica. Extraña. Porque si la supuesta mano de Darío Cajaravilla no la vio prácticamente nadie en la cancha, y tampoco la pudo ver el árbitro, por su posición, y porque sencillamente no existió, ¿qué “necesidad” tenía de cobrar penal en el último minuto del partido? Se supone que un penal se sanciona cuando hay plena certeza, cuando no existe el beneficio de la duda. Francamente es inexplicable la “certeza” de Baliño en esta acción.
Por Baliño, entonces, Aldosivi se privó de, al menos, un empate frente al líder del campeonato que premiara su mejoría en el rendimiento. Y aclarando que la igualdad también dejó dudas porque la pelota habría pegado en el codo del delantero Walter Cuevas antes de definir.
Lo positivo es justamente eso, la mejoría, y que Aldosivi encontró un rumbo, un orden, una idea, una línea. Con las certezas que evidentemente da la línea de cuatro, con el aprendizaje de que el equipo tiene que tener un hilo conductor y que los caminos de salida y llegada tienen que pasar por ese hilo conductor elegido, que es Paolo Frangipane.
“Vivir con lo nuestro”, es una obra de un gran economista argentino, Aldo Ferrer. El desafío de Aldosivi ahora es ese, arreglarse con lo que tiene. Seguir en ese camino de mejoría, orden, idea de juego que se avizoró en San Juan, con lo que tiene, y tratando de sortear lo mejor posible los obstáculos. Como Baliño, por ejemplo…
Jorge Baliño, el árbitro del partido, que también llegaba por detrás de Cajaravilla, vio mano. Es extraño. Por lo menos extraño…
Baliño es quizá la única persona que vio mano en el Hilario Sánchez en la noche del jueves. O capaz también el línea que, lo que hizo con la mano, fue lavársela…Es extraño. Por lo menos extraño, muy extraño…
Así Aldosivi se privó de un resultado positivo, después de un rendimiento esta vez también positivo, frente al puntero del campeonato, y se volvió a Mar del Plata con las manos vacías al caer frente a San Martín de San Juan por 2 a 1 en el marco de la quinta fecha del torneo de la Primera B Nacional de fútbol.
Y que en este contexto a Aldosivi lo priven de algo que le correspondía, genera más contrariedad. Porque a este Aldosivi, precisamente, se sabe, no le sobra nada. No está para tirar “manteca al techo”, ni mucho menos. No está para resignar lo poco que consigue. Se sabe que se profundiza la etapa de transición, que el equipo se forma con un plantel muy austero, sin grandes refuerzos de renombre, sustentado en la base de inferiores que proporciona el Proyección Juvenil. Entonces, en ese panorama, se lamenta doblemente cuando se vuelve con las manos vacías después de un rendimiento más o menos convincente frente a nada menos que el puntero del campeonato, y de visitante.
Porque da la sensación de que, por lo que tiene, a Aldosivi le costará superar demasiado un rendimiento como el del jueves, más bien en otras situaciones le costará sostener una actuación similar. Pues entonces, si cuando llega a ese punto deseado, también se vuelve con las manos vacías, la desazón es doble, y también la preocupación.
En este caso, en conclusión, Aldosivi “hizo bien los deberes”, mantuvo un orden, por primera vez se vio un atisbo de idea de juego, de equipo, pero se vio privado de un resultado positivo,- más allá de errores propios y claudicaciones puntuales, que también las hubo, y del mérito de buscar de San Martín de San Juan-, por una decisión inexplicable del árbitro Jorge Baliño. Y ya no se puede hablar de error involuntario. Más bien de una determinación sin explicación lógica. Extraña. Porque si la supuesta mano de Darío Cajaravilla no la vio prácticamente nadie en la cancha, y tampoco la pudo ver el árbitro, por su posición, y porque sencillamente no existió, ¿qué “necesidad” tenía de cobrar penal en el último minuto del partido? Se supone que un penal se sanciona cuando hay plena certeza, cuando no existe el beneficio de la duda. Francamente es inexplicable la “certeza” de Baliño en esta acción.
Por Baliño, entonces, Aldosivi se privó de, al menos, un empate frente al líder del campeonato que premiara su mejoría en el rendimiento. Y aclarando que la igualdad también dejó dudas porque la pelota habría pegado en el codo del delantero Walter Cuevas antes de definir.
Lo positivo es justamente eso, la mejoría, y que Aldosivi encontró un rumbo, un orden, una idea, una línea. Con las certezas que evidentemente da la línea de cuatro, con el aprendizaje de que el equipo tiene que tener un hilo conductor y que los caminos de salida y llegada tienen que pasar por ese hilo conductor elegido, que es Paolo Frangipane.
“Vivir con lo nuestro”, es una obra de un gran economista argentino, Aldo Ferrer. El desafío de Aldosivi ahora es ese, arreglarse con lo que tiene. Seguir en ese camino de mejoría, orden, idea de juego que se avizoró en San Juan, con lo que tiene, y tratando de sortear lo mejor posible los obstáculos. Como Baliño, por ejemplo…
0 comentarios:
Publicar un comentario