Informe de la situación (en Boca) II

Lo de Bianchi fue, cuanto menos, pueril. Lo de cierta prensa, perverso. Basile no renunció ni tampoco acá no ha pasado nada. Ni si ni no. Todo lo contrario. Muchas veces el fútbol tiene estas ambigüedades.
La historia fue más o menos así. Basile se fue, en punto de hervor, al hotel Emperador. Y desde allí llamó a Bianchi. Se reunieron, junto al cuerpo técnico. “Esto no da para más, así yo no sigo”, habría lanzado. El “así”, se verá, tuvo varias connotaciones. Si alguien quiere renunciar, renuncia. Con todas las palabras. Sin el “así”.
A partir de ahí se armó la “bola de nieve”. Los “benditos” zocalos en la tele, contundentes, con el “renunció Basile”, que se pareció mucho al “se fue Maradona” de la semana anterior. Claro, los que ya no tienen las imágenes del fútbol como una novedad, quieren impactar de cualquier forma. Ni Basile había renunciado, por lo menos con lo que se conoce como renuncia,-aunque amenazaba con hacerlo-, ni Maradona se había ido de la Selección , sino a Italia para un tratamiento del que aun no volvió, justo cuando la clasificación al Mundial también está que arde.
Así son los “zocalos”. Multiplicadores de un relato único. Pasa con otras cosas más graves que el fútbol. El poder político está tratando de terminar con eso.
Cuando vieron el “zocalo” los amigos Claudio y Guillermo, entre otros, y el hijo “Alfito” fueron raudos a convencerlo de que desista. Y lo lograron, aunque recién después que se fuera Bianchi de la reunión.
Otro del círculo bien íntimo suele decir que Basile es más “vivo” que otra cosa. El sabe bien que lo que no mata, fortalece. Ahora tuvo el respaldo de todos, el pedido unánime para que se quede, de los dirigentes cercanos y también de los distantes, y vía libre para tomar las decisiones que le comunicó a Bianchi. Alguno desliza que con este fortalecimiento hasta “puede perder” los partidos que vienen con Estudiantes y Vélez, que son justamente “perdibles”, máxime sin Riquelme.
Pero la “viveza” de Basile tiene un límite, sus “códigos”. Con ellos y por ellos llegó hasta acá, a ser uno de los técnicos más exitosos del fútbol argentino. Y no los abandonará. Aunque sus códigos también lo puedan “enterrar”. Por ellos desechó lo que un técnico amigo le recomendó hace ya algunas semanas. Que termine con el arquero y con un lateral (que no es Ibarra), porque lo van a “enterrar” a él. Y se jugó por sus futbolistas también en la mala, y les ratificó la confianza después de Vélez. Pero ahora llegó un punto de inflexión. Y tomará decisiones. Lo del arquero está por verse (no estaría convencido de que no es el mejor en este momento). Lo del lateral se apuró por lesión, igual iba a salir. Ibarra quizá también descanse. Harán todo lo posible para traerle un delantero, él quiere a Lautaro Acosta, recomendado por amigos, pero también por que cree que es lo más parecido a Palacio en el "mercado". Y más allá de lo que explicó Bianchi, ahora el directivo Crespi volvería a estar más cerca del vestuario.
A veces el que está al borde del abismo, si saca la cabeza, termina más fortalecido que antes. Cualquier semejanza con otra realidad es pura coincidencia. Aunque en fútbol todo es más relativo aun. Dependerá siempre de los caprichos de la pelota…

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