Unión: desayuno con buen fútbol

Cuando el buen fútbol no sorprende. Debería ser la norma, es casi una excepción.Con Unión de Mar del Plata, en su debut en el Argentino A en el Minella, se renovó una sana costumbre del los últimos tiempos: disfrutar de una mañana de domingo de buen fútbol, de lo más parecido al fútbol-juego. La costumbre no es sorpresa, pero no por ello hay que dejar de destacarlo. Porque la intención es la misma, es más, se dobla la apuesta, pese a que la presión cada vez es mayor, tanto como las aspiraciones. En el horizonte está la B Nacional. Cada vez con más decisión. Y a pesar de que el camino es sinuoso, no se elige para encararlo el discurso de que "en el ascenso no se puede jugar bien, hay que meter". El mensaje es otro. Hay que "meter", claro, pero sobretodo hay que marcar diferencias en el juego.Así, en la soleada mañana de ayer, el DT Marcelo Zwicker juntó a dos talentosos conductores de juego como Federico Moreyra y Ezequiel Ceballos, dos volantes por afuera que también aportan juego como Santiago Sandoval y Damián Bastianini, y un delantero muy inteligente que se suma al circuíto y define, como Leonardo Serfaty.Ellos marcaron claras distancias sobre Villa Mitre a puro toque en un primer tiempo para disfrutar. Con buen aporte de los defensores en el achique hacia adelante, con laterales bien definidos que pasan al ataque, como Felices, quien alternó esta vez buenas y malas pero que en una de las primeras mandó el centro para el golazo de Serfaty.En el complemento Juan Ignacio Alessandroni respondió muy bien en el reemplazo del lesionado Damián Luengo. Ambos tienen que encargarse de equilibrar en el medio, rodeados por todos compañeros dedicados a generar juego. Más allá de esa buena respuesta de Alessandroni, quien además también distribuyó y se soltó con criterio, a Unión se le nubló un poco la búsqueda en el complemento. Tampoco es sencillo mantener el nivel del primer tiempo durante todo un partido en un comienzo de campeonato. Pero Moreyra también incurrió en imprecisiones, no apareció con tanta continuidad como Ceballos, y Sandoval terminó mal varias de sus buenas proyecciones en el vacío por derecha. Aunque estuvo criteriosa en la última, para habilitar a Bastianini en el gol que definió el encuentro.El sufrimiento previo a ese tanto, de algunos minutos de incertidumbre,-incluso con una muy clara jugada de gol para el rival que no pudo resolver Mariano Mc Coubrey-, es clásico, aunque no lógico, en partidos en que el equipo que va ganando tiene superioridad numérica. Los bahienses habían incurrido en extremas brusquedades para parar el buen juego de Unión, se quedaron con 9, y al equipo marplatense le costó aprovechar rápido esa ventaja.Pero la idea siempre quedó en pie. No solo también se puede jugar bien cuando más lejos se quiere llegar. Más bien es imprescindible. Y Unión sabe lo que quiere.Lo que viene es largo y difícil. Pero, por lo pronto, se sabe que ir a ver a Unión en la mañana de domingo es una agradable manera de empezar la semana.

Aldosivi: ganar y trabajar sobre los errores

Si el fín supremo de Aldosivi era lograr el orden para que después llegue el juego, tras dos derrotas consecutivas, no se entiende la tarde extraña que se vivió ayer en el Minella. Porque es cierto que el fútbol seguía sin aparecer, pero al menos, al cabo de los primeros 45 minutos ante Deportivo Merlo, el orden parecía reestablecido, al menos con respecto a los rendimientos frente a la CAI y Ferro. Entonces costó comprender porque el entrenador, Salvador Daniele, amagó con cambiar toda la estructura en el comienzo del segundo tiempo y después volvió sobre sus pasos en apenas seis minutos.En efecto, en el primer tiempo Aldosivi tuvo algo más de orden con la postura más tradicional, con la línea de cuatro, con los tres volantes con posiciones bien definidas y un enganche-conductor como Seccafien. Igual al equipo le faltó continuidad de juego, explosión ofensiva, capacidad de presión, situaciones de gol. Seccafien no tuvo socios, Diego Martínez persistió en eso de alejarse de la jugada y recién sobre el final de la etapa inicial el 10 pudo meter una estocada justa para la entrada de Cabrera por derecha que forzó el córner. El tiro de esquina fue ejecutado por el propio Seccafien y de ahí llegó el gol de Nasif.Pero más allá del escaso volumen de juego se notó temerario el cambio de un volante ofensivo como Sarraute por un defensor como Demaldé. Cambiar línea de cuatro por línea de tres con el equipo ganando. Al revés de lo que indican los libros. Aunque se sabe que en fútbol las cosas pueden salir bien o mal. Y esta salió tan mal que a los 6' Daniele tuvo que volver a cambiar porque ya la confusión defensiva era generalizada y Merlo a punto había estado de empatar. Entró Carli, salió Bruno. Nasif pasó a marcar punta, ¡y la línea de tres duró 6 minutos!. Apenas otros 6 minutos más tarde entró Gigli por Molina cuando ya el arquero Campodónico hacía señas desesperadas para avisar que estaba lesionado. En vano. Así tuvo que seguir durante casi 40 minutos más. Es verdad que Daniele afrontó la situación y después ensayó alguna autocrítica, aunque con escasa convicción en las explicaciones. Pero es como decía Ringo Bonavena, "cuando te sacan el banquito y tenés que salir a pelear, ahí estas vos solo contra el mundo...". Y te podés equivocar, como ayer le pasó a Daniele, en el afán de arriesgar y darle lo mejor a su equipo. Lo bueno, en estos casos, es trabajar sobre los errores, asumirlos y corregirlos. Y volver a convencerse de que el fín supremo de este Aldosivi en formación sigue siendo el orden. Y que lo que menos conviene es aportar hoy a la confusión generalizada...

Macri: la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio

Ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, dice el refrán. Mauricio Macri responde claramente al grupo de personas que le hace honor a esa consigna.
El ingeniero pertenece a todas esas voces uniformes de la derecha opositora que se sientan a la misma mesa para escuchar como las corporaciones pretenden mandar a la política. Y Macri coincide con todas esas voces en criticar el supuesto “poder voraz” o “fiebre de poder” o “abuso de poder” de Néstor Kirchner. Y se ufanan en hablar del “avasallamiento de las instituciones” y critican que “lo único que les interesa es acumular más poder”.
Lo que no le gusta de los demás, entonces, es lo que no deja de hacer nunca Macri. Lo que hizo en los últimos días en Boca es paradigmático en ese sentido.
Primero hizo “lobby” para que no se arreglara lo de Riquelme. Después siguió haciendo “lobby”, siempre con la complicidad de algunos colegas nuestros, tratando de hacer ver que él fue una vez más el gran elector y “salvó a Ameal”.
Pero la verdad es que la explicación sobre esto de algunos colegas es bastante pueril, para ser suaves. A fin de la semana pasada la votación a favor del contrato de renovación de Riquelme por cuatro años fue 8 a 5 a favor. Antes el dirigente Horacio Palmieri había dicho en Radio Continental que el tesorero Daniel Angelici,- un “gurka” en eso a ir en contra de la idea del presidente del club de renovarle a Riquelme por cuatro años- le confesó que él actuaba por “órdenes de arriba”. Y las “órdenes de arriba” son de su “padre político”, el ex titular del club Mauricio Macri.
En la votación oficial del lunes los guarismos cambiaron. Los directivos Levy y Quintiero fueron presionados “de arriba” y cambiaron su voto. Levy de la abstención a votar en contra. Quintiero de votar a favor a abstenerse. Después se quiso hacer ver que Macri fue el que convenció a Quintiero para abstenerse en lugar de votar en contra para “salvar” una crisis institucional, teniendo en cuenta que Ameal había anticipado que renunciaba si no se cumplía la palabra dada a Riquelme y no se respetaba el contrato aprobado a fines de la semana pasada. Pero si Macri hizo eso supuestamente para “salvar” las instituciones y al presidente de Ameal, ¿por qué provocó todo lo contrario para llegar a esta situación extrema? ¿Por qué Levy y Quintiero cambiaron antes sus posiciones del viernes?
Macri o sus seguidores debieron haberse preocupado antes del daño institucional que le estaban haciendo al club llegando a una puja de este tipo. Lo de la votación, y que el presidente haya tenido que desempatar, es inédito y evitable en la vida interna del club.
Para evitar inconvenientes institucionales la directiva en pleno debió apoyar de inicio la idea del presidente de permitir que el máximo ídolo del club renovara su vínculo por cuatro años para retirarse en Boca.
Lo de “defender el patrimonio del club” es pura chicana. En las anteriores contrataciones, millonarias por cierto, con jugadores de menos cartel y sin antecedentes en Boca, se aprobaron las negociaciones de Ameal sin necesidad de reunión de la directiva. Y la propia conducción de Macri contrató a Riquelme por seis meses por dos millones y medio de dólares sin ningún tipo de oposición. Por seis meses, la mitad de lo que se paga ahora POR CUATRO AÑOS. Claro que en aquella oportunidad le venía bien al ingeniero para su campaña política.
Lo cierto es que Macri se fue supuestamente de Boca para hacerse cargo de la jefatura de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (cargo para el cuál, a la luz de su gestión, pareciera que todavía no asumió) pero dejó todo un entramado y tejido político de protección, amparado por estatutos modificados por él y su mayoría, para tratar de seguir gobernando a Boca en las sombras. El malogrado Pedro Pompilio podía romper de alguna manera con ese esquema a partir de su propia envergadura política, la que realmente revolucionó el fútbol de Boca. A Ameal, en cambio, no lo dejan gobernar. Sin embargo, el presidente esta vez se puso firme y tomó como causa propia la continuidad del jugador más querido por la gente del club.
Pero evidentemente el “macrismo” le quiso torcer el brazo, y ahora quiere aparecer como que “salvó” a Ameal, para mantener su propia porción de poder, para hacer ver al ingeniero como el “gran elector”. Y además, con una miserable negociación política final para quedarse, el “macrismo”, con el Departamento de Socios, lo que es lo mismo que decir el “aparato electoral” con vistas a los comicios de 2011. Pura acumulación de poder y para embarrar la cancha, para hacer el mal. Mientras ve la paja en el ojo ajeno, sigue estando la viga en el propio. Pero siempre puede haber un Topo Gigio en el camino…

La gran oportunidad de Grondona

Julio Grondona tiene la virtud política de recrearse siempre a sí mismo. Cuando se ve acorralado, saca un as de la manga, inventa una jugada inesperada, y sale adelante. En eso se parece a Maradona.
El presidente de la AFA y vicepresidente de la FIFA encontró la forma de salir airoso y fortalecido hasta del doping de Diego, de denuncias penales, de contratos leoninos, de cuestionamientos serios del fútbol por esos mismos contratos leoninos, de diversos papelones de la Selección…
La antepenúltima jugada fue el “Fútbol para todos”. Encontró el resquicio para terminar con esos contratos, acallar cuestionamientos de los clubes, conseguir más plata para el fútbol y darle, a su vez, una llave maestra al gobierno para cobrarse una gran revancha contra el grupo mediático hegemónico que quiso voltearlo después de la 125 y las elecciones de junio de 2008.
La penúltima carta de Don Julio, que, como buen político, también sabe ser más maquiavélico que Maquiavelo, fue decirle que no a Maradona sin decirle que no. Aunque todavía no dejemos de cuestionar porque alguna vez le dijo sí, para sacarse de encima a Bianchi, en otra de esas jugadas maquiavélicas.

Cómo volver del ridículo

Cuesta discernir si entre todas esas situaciones límites de las que salió Grondona hubo una tan difícil como la actual. Por aquello de que del ridículo es difícil volver.
Y la verdad que la situación actual de la Selección es ridícula y grotesca. Y Don Julio por cierto que tuvo sus culpas, por esa elección original, del mejor futbolista de la historia pero de alguien que ni siquiera era técnico.
A partir de ahí, un escándalo tras otro. Y un retroceso patético en el prestigio de la Selección Argentina.
Maradona traiciona a Basile; Maradona critica a Riquelme; Riquelme dice que tiene códigos y no puede jugar en la Selección de Maradona (y es por aquella traición a Basile); Maradona defiende jugar en la altura; 1-6 con Bolivia en la altura; Signorini dice que no se puede jugar en la altura; Maradona dice que pusieron a Bilardo por si a él “le pasa algo”; Bilardo no quiere a Mancuso; Mancuso no quiere a Bilardo; Maradona pide a Ruggeri; Grondona no quiere a Ruggeri; Bilardo no pide por Ruggeri; Maradona dice que no hay que jugar en la cancha de River para que la gente le haga sentir la presión a Brasil; la Selección deja el Monumental y va a Rosario; Brasil le hace 3 y baila a la Selección en Rosario; Ecuador y Paraguay bailan a la Selección; Maradona se pelea con Humbertito Grondona; Humbertito critica a Maradona (después de haber inducido al padre para elegirlo); la Selección vuelve a River y Palermo, en la agonía, salva de un nuevo papelón ante Perú; Argentina, en la agonía, consigue la clasificación en Montevideo con un único tiro al arco en 90 minutos, el de Bolatti; Maradona le dice algo a los periodistas que nos da vergüenza escucharlo junto a nuestros hijos; la FIFA sanciona a Maradona por esos términos soeces y la Selección juega contra Cataluña sin técnico; la AFA no sanciona a Maradona por esos mismos términos soeces; Maradona vuelve a pedir por Ruggeri; Maradona termina convocando a 106 jugadores; Maradona lleva al Mundial a Garcé y no a Zanetti y Cambiasso; Maradona le responde a los periodistas con soberbia después de las victorias ante Nigeria, Corea, Grecia y México durante el Mundial; Maradona le dice a Del Bosque en el comienzo del Mundial que España juega “sin arcos”; Del Bosque le contesta con la misma altura que después tuvo España campeón del mundo en la cancha; Alemania nos hace cuatro; nunca tanta diferencia en un partido de cuartos de final; nunca un papelón tan grande para Selección desde Alemania 74…
Y la historia más reciente: Grondona que dice que Maradona puede hacer lo que quiera en la Selección; Maradona que no se reune con Grondona y se va a Venezuela con Chávez; Grondona que le dice a Maradona que quiere que siga pero sin ninguno de sus colaboradores; Maradona que dice que Grondona es un mentiroso y Bilardo un traidor; Bilardo que dice de todo sin hilvanar una sola frase pero se le alcanza a entender que Maradona fue Maradona gracias a él….Bilardo que dice que va a hablar el lunes, pero capaz el martes, si consigue un hotel para hacer la conferencia, pero capaz el viernes, pero el viernes mejor no porque en Buenos Aires no queda nadie; Grondona que dice que Bilardo al final no va a hablar más; Bilardo que dice después que Maradona tiene las puertas abiertas; Ruggeri que denuncia que Grondona lo amenazó de tirarle “un tiro” a las piernas…
Del ridículo no se vuelve. Salvo que Grondona quiera salvarse una vez más. Y, otra vez, está ante una gran oportunidad de conseguirlo. De nuevo Grondona tiene la llave maestra y quizá tenga la habilidad de usarla como otras veces. Para ello, tendrá que dejar de escuchar los consejos familiares más cercanos y que tan mal le hicieron a la Selección en los últimos tiempos.
Grondona está hoy ante la gran oportunidad de “limpiar” a la Selección. Grondona ya está grande, quiere disfrutar de sus nietos y estos son los últimos años de su largo mandato. Ya no debe tener ganas de meterse en designaciones o decisiones técnicas. Y claro que le gustaría retirarse con toda la gloria. Este es el momento, entonces, para elegir, de una vez por todas, a Carlos Bianchi, y darle plenos poderes (quizá de la única forma en que aceptaría). Si llamaran a concurso para el puesto de DT de la Selección, el resto ni siquiera se podría presentar. Bianchi tiene nada menos que 15 títulos, entre ellos tres del mundo y cuatro de América. Y Bianchi es el hombre capaz, de “un plumazo”, de resolver varias cuestiones a la vez. Bianchi terminaría con este ridículo, con este papelón internacional, con Bianchi se acabarían “el cabaret”, el bilardismo, las internas, los contubernios, el “vedettismo” de los jugadores, las designaciones extrañas…Con Bianchi y el profe Santella (justamente el mejor PF de Argentina junto con el propio Signorini) llegarían la lógica, la simpleza, el trabajo en serio, la firmeza, la tranquilidad perdida y, de paso, los docentes que necesita Messi…Justo antes de Brasil 2014, el Mundial que más nos gustaría ganar…
De tomar esta decisión, Grondona se recrearía una vez más a si mismo. A la vez que daría un golpe de efecto que terminaría con la penosa tragicomedia de los últimos días. Y, de rebote, el presidente de la AFA se tomaría revancha de uno o dos periodistas que particularmente él odia, y que a su vez odian a Bianchi, entre otras cosas porque “el Virrey” nunca hizo diferencias para darles notas exclusivas. Es un buen momento.