Un campeón de todos

Que Carlos Bilardo aparezca en el festejo de Estudiantes campeón de América versión siglo XXI no debe extrañarle a nadie. Es su vestuario, es su club. Es el lugar que se ganó en la historia. Obviamente. Nadie mejor que los hinchas de Estudiantes para entenderlo y celebrarlo. Más allá de connotaciones y diferenciaciones. Y de estilos diferentes a lo largo de esa misma historia. No es lo mismo el múltiple campeón Estudiantes de fines de los 60, en el que jugó Bilardo, con muchas virtudes,-y algunas deformaciones sobre el límite del reglamento, con el propio Bilardo como protagonista-, y el Estudiantes campeón del 82, con Bilardo ya como entrenador que, curiosamente, poco tuvo que ver con estilo, o más bien el estigma, ya que ese equipo se paraba en el medio con un solo volante de marca, que se multiplicaba, pero que también sabía mucho con la pelota como Miguel Angel Russo y practicamente tres "10" de gran capacidad técnica como Marcelo Trobbiani, José Daniel Ponce y el propio Alejandro Sabella, ahora conductor de otro Estudiantes, en el que, curiosamente, quizá confluyen méritos de aquellas otras dos etapas de gloria.

Que Bilardo este ahí, entonces, es de estricta justicia. O al menos nadie puede ni debe cuestionarlo de oportunista. Es su casa y su lugar. Lo que no deberían aprovechar algunos es esa presencia para remarcar otra vez el estigma, o un supuesto antagonismo que no existe. Bilardo es una marca de la historia grande de Estudiantes. Pero en este Estudiantes, vale aclararlo, verdad de Perogrullo, nada tiene que ver Bilardo.

Más bien, desde el punto de vista estilístico, este Estudiantes tiene un sello "passarelliano", el que le imprime su técnico, Alejandro Sabella. No solo por una supuesta transferencia automática. Sino por algo que se comprueba facilmente. La presión sobre el rival, en el medio de la cancha o en tres cuartos, esa que ahogó a los brasileños, tiene su parecido al pressing de los "pac man" de Passarella, Astrada y Zapata.

(A propósito, no debería descartarse a Sabella para el futuro de River, por su identificación con el club de Nuñez, y eventualmente porque podría ser el elegido de su amigo presidente).
Pero, en definitiva, más allá de los estigmas, de las distintas etapas en la historia, de las glorias del pasado que disfrutan las celebraciones del presente, este Estudiantes no resiste los antagonismos que algunos comunicadores quieren instalar antojadizamente, en contraposición a la "ola" de aprobación que recibió el Huracán de Cappa de parte del "futbolero" argentino medio.
No es una cosa o la otra. Sencillamente porque Estudiantes juega muy bien al fútbol. Y porque a Huracán le faltarían todavía un par de años de rodaje, si es que pudiera completar un proceso como el que llevó adelante Estudiantes desde la vuelta de Juan Sebastián Verón.

En este Estudiantes por momentos, cuando se puede, aparece también el "tiki tiki". Este Estudiantes guardan un estilo y una postura clásicas, con cuatro hombres en el fondo, con laterales que se proyectan alternativamente (lo de Cellay en la final con Cruzeiro en Belo Horizonte es prueba suficiente), con mayoría de volantes con aspiraciones ofensivas. Y con la versatilidad de Verón, que no es el conductor clásico (que sí conduce desde la personalidad y la ascendencia, dentro y fuera de la cancha) pero que se multiplica para recuperar balones en el fondo y llegar a meter un pase como el que le hizo a Cellay en la jugada del gol del empate ante Cruzeiro.

A todo eso, sí Estudiantes le agregó lo que se puede denominar como mística copera y que se traslada de generación en generación, y que también trajo de arrastre, por cierto, Rolando Schiavi, ya con cuatro finales de Libertadores en sus espaldas.

No hay antagonismos posibles. Este Estudiantes fue un campeón de todos, celebrado por el fútbol argentino en general (salvo los hinchas de Gimnasia, claro), y que no renegó de ninguna de sus marcas de origen. No es el fútbol que le gusta a la gente o Estudiantes, como quieren hacer creer ahora algunos. Sencillamente porque este Estudiantes le gustó a la mayoría de la gente. Y porque ganó por jugar bien, que es la manera más "sencilla" de ganar.

5 comentarios:

ANDRES dijo...

Sr. Vito: inútil es comparar a Estudiantes con Huracán, que es un buen equipo pero de nivel infinitamenta iunferior al platense. Se lo imaginan en el mineirao al equipo de Cappa? Por cauntos goles hubiese perdido esa final? Ademas, puede un cuadro que perdió CINCO partidos en un torneo corto aspirar seriamente a ser campeón? Atte.

vito dijo...

Sr Andrés, gracias por comnunicarse, no soy yo el de las copmparaciones originales ni los antagonismos. Otros quisieron instalarlos. De todos modos, lo de Huracán perdiendo por varios goles en el Mineirao es incomprobable e improbable. Fue el mejor equipo del Clausura y de hecho perdió el campeonato por un gol viciado de nulidad. Así como Estudiantes se dedicó a la Copa y fue el mejor de América, no solo por haber ganado la final. Y por lo de las cinco derrotas, no hay que ir muy lejos, voy a chequear estadísticas, pero Boca, el anterior campeón logró el título perdiendo cinco partidos o a lo sumo cuatro. Atte. Vito Amalfitano

Anónimo dijo...

La copa que ganó Estudiantes no se festejó tanto como otras conquistas. Sencillamente por la salvación de Gimnasia. Los hinchas de Estudiantes estaban convencidos del descenso del Lobo y hasta armaron ataúdes y comparon velas para realizar una supuesta "marcha del silencio" por 7 y 50, punto neurálgico de La Plata. En vez de festejar la conquista continental siguen sangrando por la herida, por su descenso de 1994 y por la única "marcha del silencio" que hubo y que habrá en La Plata, justamente en aquella ocasión. Las velas llévenlas a la iglesia y con los ataúdes se puede hacer fuego para el asado.

claudio dijo...

Vito: no comparto la parte en donde de cis que en este estudiantes Bilardo no tuvo nada que ver. Si nos remontamos a un par de años atras, estudiantes peleaba por no descender, trajo a Bilardo y fue Bilardo el que empezó a mentorear a jovenes desconocidos hasta ese entonces: Angeleri, Luguercio, Carrusca, Krupoviesa, y otros mas trayendoles a memoria las hazañas de los 60. Les hacía quedarse mas de lo acordado en el Country de City Bell para transmitirle recuerdos, y experiencias no solo de el estudiantes Campeón del Mundo, sino tambien del estudiantes Campeón del 82 y algunas cosas de Argentina 86 y 90. Doy fe de eso porque estuve cerca. Por todo esto digo que estos resultados no casuales de Estudiantes empezaron con la llegada del narigón, que por otra parte fue el artífice de unir a todos los dirigentes para mejorar el club y generar la llegada de Verón.
Todo esto sin desmerecer a los Merlo, Simeone, Burruchaga, Sensini que pusieron ladrillos para la muralla que terminó Sabella
Muy bueno el blog.
Muchas gracias.
Claudio
elcielogobierna.blogspot.com

Daniel dijo...

No fue completa la fiesta de Estudiantes. Sencillamente por la salvación de Gimnasia ante Estudiantes. Jamás pensaron ese resultado y prepararon ataúdes y velas para una supuesta "marhca del silencio" por 7 y 50, punto neurálgico de La Plata. No pudo ser. Y saben que la única "marcha del silencio" fue en 1994, precisamente cuando descendió Estudiantes. Las vellas llévenlas a la iglesia y con los ataúdes se puede hacer un buen fuego para el asado.

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