La realidad y la presunción

En periodismo se dice que está todo inventado. Aunque los desquicios que se llevan adelante en su nombre nunca dejan de asombrar. Hoy asistimos en Argentina a un extraño fenómeno. El periodismo nacional, en la mayoría de sus expresiones, invierte la carga de la prueba. Primero interpreta y después, si puede, le queda tiempo y le viene en gana, informa.

En nombre del "nuevo periodismo" (que reniega del viejo paradigma de la pirámide invertida, por ejemplo) se salta la valla facilmente para el otro lado y directamente se deja de informar. Sólo se interpreta. En algunos casos, de buena fe, en muchos de ellos, interesadamente.
En periodismo siempre se está aprendiendo. En consecuencia, no cabe andar juzgando a los colegas sin fundamentos. Pero sí, ya que están tan preocupados por el debate y "la República pura", sería bueno que todos hicieran un acto de constricción y preguntarse hasta que punto cumplen con las premisas básicas del oficio.

Los que siempre estamos aprendiendo, en consecuencia, debemos recurrir primero a los grandes maestros. Uno de ellos, Jacobo Timmerman, verdaderamente "revolucionario", a quien no se puede acusar precisamente de exponente del "viejo periodismo", porque con La Opinión fue un baluarte del "nuevo periodismo", ya en el atardecer de su sólida y accidentada trayectoria, llegó a La Razón e instaló un modelo que debería quedar como enseñanza permanente para medios y periodistas, independientemente de enfoques, ideologías y líneas editoriales. En La Razón de Timmerman,- que duró poco y no tuvo éxito (ya seguramente lo van a apuntar a los que solo les importa eso), las noticias más importantes (que no son tantas en un día) las trataba de la siguiente manera: en una página completa, arriba estaba la noticia pura, concreta, con fundamentos, datos, argumentos. Y debajo de ella aparecía sí un testimonio o varios de los protagonistas de ese hecho y una columna de opinión, con la consiguiente interpretación.
Hoy, en los noticieros argentinos, y en las páginas de algunos o varios diarios, se hace todo lo contrario. Primero, se interpreta. Tanto que la noticia es directamente la propia interpretación y nunca sale a la luz la información real.

Esta mécanica se vio claramente, por ejemplo, con esto de la rescición del contrato de la AFA con TSC y el convenio de asociación con Estado rubricado ayer por la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.

Se dice ligeramente que "el Estado no respetó un vínculo firmado" y se usa el latiguillo recurrente de la "seguridad jurídica" cuando la información real es que quien rescindió es contrato entre privados fue la AFA. Se instaló ya, además, incluso antes de que la información pura se conociera, el facilismo de que "el Estado gasta 600 millones en el fútbol y no en los pobres". La fórmula utilizada, sin fundamento alguno, da vergUenza ajena en nombre de la profesión que amamos. ¿Se tomaron el trabajo de averiguar de qué presupuesto se toman esos 600 millones? ¿Investigaron si se trata realmente de un gasto o de una inversión facilmente recuperable? A los que subitamente les interesa la pobreza: ¿Preguntaron si una parte no se toma directamente de gastos de publicidad, y no precisamente de gastos de asistencia o algo que tenga que ver con "los pobres"?

Se escribió en una columna de opinión, en este mismo espacio plural, que "el fútbol arrastró al Estado a uno de los peores negocios de su historia". ¡Pero si todavía ese "negocio" no empezó! ¿Cómo se puede decretar ya que será "el peor negocio"! ¿Por qué se obvian, además, todos los datos que indicarían lo contrario, que el fútbol es justamente uno de los "negocios" más rentables en el mundo entero?

En la misma columna aludida ¿se informa? sobre la "presunta TV gratis". ¡¿Cuál es el fundamento para recurrir al término "presunta", si efectivamente hoy empieza la primera fecha del Apertura del fútbol argentino con televisación abierta y gratuíta de todos sus partidos?!
A sentarse en algún sillón mullido, hoy a las 19 y a las 21, mañana desde las 14 y el domingo desde la misma hora. O desde la más humilde silla. Ya no hay que pagar extra para un bien cultural de los argentinos. Ni dejar a la familia e ir y gastar en un café para ver a Boca o River. Eso, hoy por hoy, es así. Un dato contundente de la realidad. No una presunción. Esa es la información, lo que Timmerman ponía arriba. Aunque nunca el maestro renegaba de la interpretación y los testimonios.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"A los que subitamente les interesa la pobreza: ¿Preguntaron si una parte no se toma directamente de gastos de publicidad, y no precisamente de gastos de asistencia o algo que tenga que ver con 'los pobres'?"
Bueno en todo caso cabe preguntarse por qué esos fondos para gastos de publicidad no pudieron ser utilizados en su momento para otros fines más urgentes o importantes (de haberlos, tal y como gran parte de la gente opina).
De cualquier modo, destaco y comparto la mayoría de sus comentarios respecto del periodismo actual, periodismo "comercial"...

gitano ivan dijo...

Fue un fin de semana anormal.. costó acomodarse , ahora al ver los goles antes "secuestrados", los programas periodisticos tendrán q esmerarse para entretener al televidente . Considero q será beneficioso en ese sentido..Ah! a los bares que especulaban con el derecho aespectaculo , consumision minima, etc, les digo que a cada chancho le llega su San Martin.

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