El fútbol "caníbal"… y Estudiantes

Desde hace mucho tiempo está claro que estos partidos no son amistosos. Son clásicos apremiantes, que acortan tiempos en este fútbol argentino que se fagocita a si mismo, que no respeta planes ni ideas ni trayectorias. Todo eso es así, desde hace bastante. Pero ahora, además, en un contexto de verano “caliente”. Por las altas temperaturas, por el fervor de la gente, por los quince goles en tres partidos, por la buena respuesta del público, pero también por lo que se juegan algunos.

No debería ser así, pero es. Y parte de la prensa es responsable, porque hasta daría la sensación que lo fomenta y lo estimula. Ahora se instaló, desde hace unos días, la idea o el rumor de que Alfio Basile empieza a jugarse su destino ya en estos partidos de verano, y que por eso recurrió desde el vamos a varios de los futbolistas probables titulares. Ya de por sí inaudito porque Basile hasta debería tener más crédito que otros entrenadores porque ganó cinco campeonatos de cinco (y con un equipo que jugaba muy bien al fútbol) y ahora solo restó con un semestre para el olvido pero encadenado por lesiones que lo dejaron sin su tan deseado “equipo de memoria”.

Y ahora, después de una dura goleada, hasta vergonzante, que le propinó Estudiantes, todas las miradas se dirigen hacia el entrenador. Pero ahora, en este momento, es cuando más se debe enfriar el partido,-desde los que deciden, desde los que analizan-, para poner sobre la mesa todos los elementos. Y se requiere instalar una pregunta, y varias después enlazadas, para acercarse a la verdad. O a alguna verdad, entre todas las relativas que tiene el fútbol. ¿Realmente se puede seguir diciendo hoy que Boca tiene uno de los mejores planteles del fútbol argentino? Veamos…

¿Tiene un cuatro Boca? (aquí la salvedad: cuenta con uno de los mejores de las últimas dos décadas en nuestro medio, pero todos vimos el sábado en el Minella cuanto todo le cuesta ya a Hugo Ibarra); ¿Tiene un 2 Boca?; ¿Tiene un 6?; ¿Tiene un 3? (se dirá, tiene tres, pero ni Morel, ni Monzón ni Krupoviesa dan hoy una sola garantía)… Saliendo de la peor defensa del fútbol argentino, vamos al sector que empieza a provocar sus males: ¿Tiene hoy un cinco Boca? ¿A la altura de Boca, a la altura de Battaglia? ¿Y tiene un 8, tiene un volante por izquierda? Sigamos con este ejercicio: ¿Con cuántos delanteros cuenta hoy Boca? Uno, el principal, Palermo, sigue escribiendo capítulos heróicos, pero todos sabemos que está más cerca del retiro, y que sus movimientos no son tan rápidos como los de otros tiempos, algo que supera, por ahora, con su inteligencia para ocupar de la mejor manera los espacios. Quizá el mejor delantero por proyección lo tiene, por lógica, debajo de él, Lucas Viatri. Y el otro que realmente es “una joya en bruto” convengamos que es delantero hace dos meses, por el puesto que le encontró Basile: Nicolás Gaitán. No hay más. Pablo Mouche puede acompañar o completar un plantel en cualquiera de los diez primeros equipos de la tabla, pero está más para desequilibrar en una última media hora que para marcar diferencias desde el arranque.

Todo eso puede llegar a “emparcharse” con refuerzos que aun no llegan. Y se dirá que, mientras tanto, Basile deberá recurrir a “la cantera”. El problema es que esta generación que viene atrás,-alguna vez, hace muy poco, lo corroboramos en charlas con responsables de las inferiores de Boca-, no tiene, al parecer, ya el salto de calidad de los Gago, Banega, Muñoz, Gaitán o Viatri.

Ni aparecen los Roncaglia o Forlín, a quienes, está claro, no deberían haber dejado ir Basile, Bianchi y los dirigentes, ahora desesperados por encontrar centrales. También se vio el miércoles que el recambio para Abbondanzieri (que también desde algunos sectores se reclama), no es tan sencillo, y que tampoco es aconsejable utilizar uno de los cupos con un arquero.

Claro, en este repaso no está contado Riquelme. El mejor futbolista de Argentina pero que casi no jugó en 2009 y quien ya desde el vamos, el miércoles, en el Minella de Mar del Plata, en su vuelta esperada, también será objeto del extraño apremio de los tiempos de nuestro medio. El fútbol que se fagocita a si mismo. Que se devora todo.

Y lo peor es que no se aprende de la otra cara de la moneda. Estudiantes es Estudiantes justamente porque respeta tiempos, trayectorias, planes, proyectos, ideas. Una estructura armada por los directivos, por los cuerpos técnicos,-algunos mejor que otros-, y por el propio Juan Sebastián Verón,-que conduce más afuera que adentro, más allá de todo lo que significa en la cancha-, que armó un equipo fresco, rápido y atrevido a su alrededor y a quien nadie critica por poner o sacar jugadores, por elegir con precisión las piezas de este mecanismo de relojería que cada vez funciona mejor. Si ese es el ejemplo, y se lo elogia, ¿por qué se pide el camino inverso para lo que está enfrente?

1 comentarios:

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