Hubo un planteo, falta una idea

Argentina fue muy criticada después de haberle ganado a Colombia, por las eliminatorias para el Mundial de fútbol de Sudáfrica. Y recibió algunos elogios, quizá demasiados, tras haber perdido con Ecuador cuatro días más tarde. El resultado, por lo que se ve, entonces, no es lo único, como pregona el hoy el secretario técnico de los seleccionados nacionales.

Las verdades a medias pueden hacer las veces de una mentira: la Selección hizo en Quito un planteo "inteligente". Para defender. Para contraatacar. No para mantener el dominio del partido. No para administrar energías y la pelota, lo que más se aconseja en la altura.

Estamos hablando de Argentina. ¿Está bien quedarse con el elogio por el planteo defensivo de una potencia del fútbol mundial ante un equipo de segundo nivel?

Ese elogio, a secas, quedaría mejor si se tratara de alguna selección de algunos de los países "emergentes" en fútbol. Como Ecuador. O el propio Chile de Bielsa, que, de todos modos, fiel a la idea de su entrenador, va al frente en todos lados.

Pero Argentina no es ni Ecuador ni Chile. Es Argentina. Tiene otras obligaciones. Que no pasan únicamente por llegar al Mundial sino de ir a jugarlo con identidad y posibilidades ciertas de estar entre los cuatro primeros, lo que en la última Copa estuvo a una docena de minutos de conseguirse y que no se logró por caer en los penales ante otra potencia, nada menos que del país organizador. Importa llegar al Mundial, claro. Pero también el cómo.

Y cabe decir, después de esta última serie de dos partidos, ante Colombia en el Monumental, y frente a Ecuador en Quito, que hoy la Selección no tiene un patrón de juego, una idea, un concepto para imponer, más allá del rival y la circunstancia. Ganó el partido que debió haber perdido, jugando muy mal en River; y perdió el partido que pudo haber ganado (pero también perdido por más goles), jugando un poco mejor... al contraataque, que se supone que no es la idea que Maradona desea preservar para el equipo.

En el Monumental no hubo un solo "mano a mano" de un delantero argentino con el arquero rival. Y tuvimos tres atacantes, que, sumados, valen más de 200 millones de euros. El único gol lo hizo "el Cata" Díaz. Y todavía no se pudo descifrar el porqué de la extraña forma en la que se paró el equipo.

En Quito, ante enormes espacios y facilidades que le dio el achique de Ecuador hacia adelante en el primer tiempo, sí hubo algunos "mano a mano" pero no se pudieron ni se supieron definir. Después, en el segundo tiempo, la Selección retrocedió aún más y le regaló terreno y pelota al rival, lo que llevó a un final irremediable. En una y otra situación, con espacios y situaciones en el primer tiempo, "revoleando" la pelota para despejar como en el segundo, nunca o casi nunca le quedó la pelota al pie a Messi o Tevez, los cotizados delanteros, para que no tengan que disparar y ahogarse en el intento. Argentina no tiene armador de juego. Asistencias así, al pie, hubo justamente una entre ellos, de Messi a Tevez, y algo más les llegó por la presión de Fernando Gago, quien efectivamente fue el único futbolista con capacidad mínima de abastecer a los delanteros.

Pero es verdad que hubo progresos.

En lo colectivo, sólo para la coyuntura. Y hasta ahí. Para saber que se puede defender bien. Aunque no del todo bien. Porque se perdió.

Y progresos en lo individual. La ratificación de Andújar (aunque recibió dos goles) aporta algo más de certezas que el inactivo Carrizo. El par de inesperadas proyecciones de Heinze. La solidaridad de Maximiliano Rodríguez. Lo que aporta Zanetti. La mejoría de Gago, en una función algo más lógica que la del sábado. La promesa de Otamendi, quien igual falló en momentos decisivos (absolutamente entendible en un debutante, aunque estas instancias no son para probar y "hacer experiencia").

Se viene Brasil. Y el rival más deseado es hoy el más temido, porque efectivamente llega mejor. Pero en los clásicos no sirven los pronósticos. También llegaba un poco mejor Brasil al anterior choque en el Monumental y Argentina lo doblegó con "baile", claro que con la conducción de Juan Román Riquelme, quien esa noche hizo un golazo que abrió el partido y quien todavía hoy es goleador de la Selección en estas eliminatorias, junto con Messi y Agüero, aunque el 10 de Boca no jugó los últimos cinco partidos.

El gran choque es el 5 de septiembre. Faltan tres meses. El tiempo que tiene Maradona para definir a qué quiere que juegue la Selección, lo que aún no se sabe. Y después ver si lo puede plasmar en la cancha con los nombres que elige.

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