De jinetes, caballos y rabonas



Más allá de sus estériles esfuerzos por volver a dirigir a la Selección Argentina de fútbol, justo que ahora juega a algo, en lugar de pensar en capacitarse en serio y hacer experiencias previas como para aspirar seriamente a ese retorno, Diego tiró el viernes, en su diálogo con Fernando Niembro en Fox, una de sus brillantes frases maradonianas que bien valdría incluir en su catálogo.
"Miren a Borghi, hace dos semanas era el jinete y ahora es el caballo", dijo Maradona sobre la actualidad volátil del fútbol argentino, sobre los proyectos que no son tales, sobre los técnicos como fusibles inmediatos. Y en referencia a Claudio Borghi, que, es cierto, fue "jinete" primero, pasó a ser "caballo" tras la derrota de Boca ante All Boys y, en realidad, cuando habló Diego ya empezaba a subirse otra vez a ese caballo para cabalgarlo tras las victorias sobre Olimpo y Colón.
Y no es que ahora, después de la derrota de ayer frente a Estudiantes, Borghi volvió a ser "Mister Ed". Pero, a esta altura, la irregularidad de Boca y la forma en que juega el equipo de Claudio Borghi hacen que sus resultados no sean casualidad.
Y a esta altura, más allá de sus conocimientos, de su reconocida capacidad, de su claridad de conceptos, de sus convicciones, Borghi bien podría pensar en cambiar a tiempo, al menos momentaneamente, hasta que vuelva su "jinete dorado", Juan Román Riquelme, para no volver a ser cabalgado.
Porque ya no se puede decir que el problema de Boca no es el sistema, ni son los 3 defensores. El problema de Boca son los jugadores, es cierto, pero también el sistema que interpretan.
De otra manera no se puede entender como Juan Sebastián Verón, que es un jugador de notable calidad, pero que de un tiempo a esta parte lo que maneja lo hace desde bien atrás, haya avanzado treinta metros con pelota dominada sin marca a la vista hasta llegar a posición ofensiva en la acción previa al gol de Estudiantes de ayer en la cancha de Quilmes. Y que eso lo haya podido repetir a lo largo de todo el partido. Contra un Boca que, por el sistema que implementa, tiene una pleyade de volantes para que, teoricamente, se le interpongan en el camino.
Si el sistema no es el problema, entonces ¿como se entiende que haya habido tantos espacios en la conquista de Estudiantes?. ¿Como se explica que a Boca, con tantos mediocampistas, le haya faltado tanto juego?. No es casual, al cabo, que con un sistema que basa su juego en los volantes extremos y con dos 9 en el ataque, Boca haya terminado tirando centros contra un equipo que muy capacitado para resolver el juego aéreo con suficiencia.
Independientemente de los caballos, los jinetes, los sistemas y las líneas superpobladas que no sirven para nada, lo mejor que se vio ayer en el Fútbol para Todos fue la exquisita rabona del propio Verón, ingresando al área para meter practicamente un pase gol. Lo dejaron llegar, pero "no se le escapó la tortuga". Inventó una jugada maradoniana.

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