La goleada de los sueños




Argentina le dio a España de su propia medicina. La Selección venció por 4 a 1 a los campeones del mundo porque esta vez sus brillantes ejecutores,-Messi, Higuaín y Tevez, autores de un gol cada uno-, tuvieron elaboradores de juego a la altura. Uno de ellos, Ever Banega, fue figura.


Desde Buenos Aires


De la única manera que se puede neutralizar a España. De la única manera que debe jugar una Selección Argentina. Con el monopolio de la pelota. Con la apuesta a la tenencia y la paciencia como premisas fundamentales. Así, dándole de su propia medicina, con mucho fútbol por abajo, con posesión, elaboración y precisión en zona de gestación, más ejecución en velocidad en zona de definición, el equipo de Sergio Batista,-quizá ya literalmente no interino, desde ayer mismo-, “madrugó”, “primereó” al campeón del mundo desde el arranque, y construyó desde muy temprano una goleada resonante por 4 a 1 en el estadio Monumental
Los delanteros volvieron a ser los mismo del Mundial. Pero diferentes. Lionel Messi en su ubicación correcta. Media punta por todo el frente de ataque, pero partiendo preferentemente de derecha a izquierda. Con Gonzalo Higuaín como pivot y Carlos Tevez para explotar hacia la izquierda. Pero con un detalle fundamental: ahora con abastecedores de juego. Con Ever Banega y Esteban Cambiasso en la doble conducción del juego, para alimentar a los atacantes.
De la capacidad de Banega y Cambiasso para elaborar y de Messi, Tevez e Higuaín para ejecutar llegaron los dos goles que muy temprano pusieron a Argentina en camino de victoria.
Antes, a los 5’, un aviso por esa vía. Fue precisamente Banega el que trasladó solo lo necesario hasta encontrar el hueco y meter el estiletazo para Messi, quien a su vez inventó un pase de magia para dejar cara a cara con el arquero a Tevez, pero el disparo del jugador de Manchester City se fue desviado.
Pero a los 10’ otra vez Banega elaboró y los ejecutantes fueron los mismos, pero con más efectividad. Banega cedió a Messi, esta vez volcado hacia la izquierda, quien buscó la descarga en Tevez y al recibir la devolución resolvió picando la pelota ante la salida de Reyna en forma notable. Definición brillante, del mejor ejecutante del mundo.
Enseguida, a los 13’, fue Cambiasso quien asumió el rol de generador y pasador, tocó hacia Tevez, quien habilitó a Higuaín con muy buen toque que quebró la salida en línea de la defensa de España. Higuaín se abrió mucho para eludir al arquero pero igual pudo definir desde ángulo cerrado.
España intentó una reacción y estuvo a punto de descontar con un espectacular remate desde afuera de David Villa que pegó en el ángulo izquierdo, palo y travesaño.
A través de Xavi Alonso, Busquets e Iniesta trataron de recomponer las líneas y empezar a tener la pelota en el medio, pero se encontraron con un Mascherano que cortó todo con el “timming” justo, y con Banega y Cambiasso precisos para la salida.
Y a los 33’ el “bloopers” que le puso al partido un resultado impensado. Piqué cedió la pelota hacia atrás y el arquero Reyna se resbaló, falló en el dominio de la pelota, y le quedó a Tevez para definir desde el piso. Quizá tuvo que ver la repudiable práctica, con olor a Bilardo, de regar la cancha, que se concretó minutos antes del partido. El fútbol de Argentina no necesitaba de estas artimañas.

No borra el pasado, corrige el futuro

Entre la última parte del primer tiempo y el complemento, España hizo méritos para descontar, con varias situaciones de gol, con dos tiros más en los palos, y un par de buenas intervenciones del arquero Sergio Romero, con la recomposición de su juego con la entrada de Xavi y el retraso de Argentina.
Pero a pesar de que se dio varias treguas, a partir de la holgada diferencia, la Selección volvió a hacer valer su nuevo y viejo estilo, patentado una vez más en una de las mejores jugadas del partido, cuando Banega tocó profundo hacia Cambiasso, quien metió un taco para un remate apenas desviado de Higuaín.
Ese descuento merecido le llegó tarde a España cuando Cazorla mandó un pase-centro justo por abajo para Pedro, quien habilitó con igual precisión a Llorente para que defina con toque preciso a un rincón.
D’Alessandro entró tarde, pero le alcanzó con único pase brillante para simbolizar el nuevo camino de Argentina. Tuvo toda la paciencia del mundo en las puertas del área, para hasta hacer detener el juego y esperar a que llegara un compañero destapado. Y apareció por la izquierda Heinze, quien recibió y mandó un centro justo para la cabeza de Sergio Agüero. Cuatro a uno. Exagerado, pero prueba de lo contundente que puede ser Argentina ante cualquier rival si hay elaboración previa y un plan de juego.
A no confundirse. Este resultado, este desarrollo, esta supremacía de Argentina sobre los campeones del mundo, no borra el pasado reciente. Ni el título de España, ni todo lo que hizo mal la Selección en el Mundial. No borra el pasado…Pero bien puede corregir el futuro. Para entender, de una vez por todas, que camino hay que transitar, o que sendero hay que retomar. El del viejo y querido fútbol argentino. El del juego de tenencia, toque por abajo y paciencia. El del fútbol que realmente le gusta a la gente. Que existe, es palpable y observable. Tal como se vio ayer en la tarde mágica del Monumental. .

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