Un debate ignorado y la expectativa por un clásico mundial

…Y con las entradas no fuímos tan “buenos vecinos”.


Por Vito Amalfitano / Desde Santa Fe



En el bello mediodía del sábado en Santa Fe, a pleno sol, hay un debate por televisión y por radio nada menos que entre los tres candidatos a gobernador de la provincia, Antonio Bonfatti, Agustín Rossi y Miguel Del Sel. Un encuentro abierto a todo el público, como no quiso Mauricio Macri en Capital Federal para la primera vuelta. Simultáneo por Canal 5 de Rosario, Canal 13 de Santa Fe, radio La Red 96.7 y La Ocho AM 830, además de las páginas de Internet de los diarios de aquí y de Rosario, www.unosantafe.com.ar y www.lacapital.com.ar.
No fueron muy oportunos para la elección del día. Trabajamos en un café a la mañana, en un restaurant al mediodía, antes de ir a la cancha, y en ambos lugares como en otros televisores en lugares públicos del centro de Santa Fe lo que aparece en cadena es TyC Sports con la transmisión 24 horas de la Copa América. Es como que ya todos los santafecinos, lo que tienen entradas y los que no, quieren meterse en la cancha y empezar a jugar el partido, nada menos que el clásico Mundial más añejo, nada menos que el choque entre los más campeones del certamen continental, Argentina y Uruguay. Y entonces prefieron ver todo el tiempo la imagen casi congelada de la cancha de Colón, que recurrentemente muestra el canal de la Copa. Tampoco se aburren de los rostros repetidos, por ejemplo de la cara del colega Martín Arévalo, que ya estaba en pantalla desde muy temprano a la mañana, en el Centro de Prensa, dónde fuimos a retirar los tickets de prensa. Y que también estaba anoche, claro, en la llegada de la Selección. Y en la madrugada, en las sucesivas repeticiones. Ni se incomodan por la enésima nota al presidente de Colón, Germán Lerche, dentro del remozado estadio, que ya hicieron hace poco más de una semana, antes del encuentro con Colombia, y que ahora vuelve a ser entrevistado. No hay mucho más para decir, ya pasaron todos, pero al partido hay que esperarlo de alguna manera.
Seguramente tendrán algunas cosas más interesantes para proponer o debatir Rossi o Bonfatti (decir Del Sel ya sería demasiado pretensioso, él mismo admite que no sabe de política, y para esto lo llamaron, increíblemente) pero Santa Fe no puede permitirse ni siquiera por un rato una distracción del clima de final. La Selección y la Copa América dominan toda la atención.
Todos los negocios están embanderados, y el Día de la Independencia, que se sepa, ya pasó. Y hay camisetas de la Selección por todos lados. Las visten grandes y chicos. Extrañamente, en pleno centro, no hay tanto celeste, aparecen muy pocas camisetas de Uruguay. Muy distinto al panorama de hace exactamente un año, en Ciudad del Cabo, dónde dejamos por última vez a la selección de Uruguay, nada menos que en una semifinal de Mundial. En aquella previa del partido ante Holanda el Waterfront, el bellísimo puerto de Cape Town, amaneció y permaneció pintado de celeste y naranja, con miles de hinchas de ambas selecciones, que incluso se cantaban mutuamente en san confraternidad deportiva. Lo más normal, lo que se impone, en este tipo de competencias, es que queden unos buenos miles de entradas cautivas para el o los visitantes que le toque jugar esta instancia. A Uruguay solo le dejaron dos mil entradas. Aunque se calcula que habrá cerca de seis mil, por los residentes aquí que las compraron por Internet en calidad de “locales”. Igualmente, está claro que no fuímos buenos vecinos. O no lo fueron de parte de la organización. En aquel choque ante Holanda había más de 10.000 uruguayos, y estaban a miles de kilómetros. Aquí solo tenían que cruzar “el charco”. Pero para ir a un ejemplo más claro de local o visitante, en el choque ante Alemania de Berlín en 2006, había más de 15.000 lugares para los argentinos. La nociva política de “ningunear” al visitante que en el fútbol argentino inauguró Mauricio Macri (volvemos a él, y otra vez no por algo bueno) parece que se trasladó también a la Copa América.

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