Messi hace todo fácil...¿alcanzará esta vez?




Messi hace todo fácil. El allanó ya el camino y el Mundial de Brasil es un hecho para la Selección Argentina de fútbol. La goleada del viernes ante Venezuela en el Monumental fue solo un paso burocrático más para llegar a la clasificación. El partido en sí no planteó interrogante alguno, aunque sería peligroso decir hoy que la Selección tiene todas las certezas, pensando ya directamente en el Mundial.
Por lo pronto, la maduración de Messi ya como jugador integral y "comandante en jefe" de la Selección Argentina, hizo que la vuelta al Monumental fuera más que tranquila. Aunque una vez más se comprobó, en contraste con las anteriores presentaciones en el interior, la frialdad de la cancha de River para estos partidos de la Selección. La facilidad con que Messi y cía despachan ahora a los rivales no contribuye precisamente a encender a la gente. Por momentos el silencio fue molesto, chocante, si se tienen en cuenta las fiestas vividas el año pasado en Mendoza y Córdoba, por ejemplo, aunque en otros instantes, cuando Messi tomó la pelota con la decisión de definir el pleito, tanto en el primer como en el segundo tiempo, llegó a desatar el clásico de "vamos a salir campeones / como en el 86".
En realidad, Messi hace casi todo. Dirige la orquesta, toma la batuta en los momentos en los que el equipo se pierde, y también ejecuta como el mejor. Y sino, lo hace definir a Gonzalo Higuaín.
Y así lo vive el público en el Monumental, casi como un concierto de música clásica. Hay sensibilidad para apreciar la destreza y los armónicos acordes del director de orquesta, pero también la cuestión llega a ser tan monocorde, tan sencilla, que no invita a la emoción.
Lo dijo Riquelme en la semana en Olé: "en Barcelona Messi puede pasar 15 minutos sin tocar la pelota que no pasa nada, mientras tanto Iniesta le entretiene a la gente. Después Lionel agarra la pelota y el rival saca del medio". Se anticipó con precisión meridiana, como la que tiene en la cancha. En efecto, ante Venezuela, antes del primer y tercer gol, en los inicios de primer y segundo tiempo, Messi no apareció por un rato, y como esta Selección no tiene un Iniesta, la gente se calló la boca. Pero cuando la agarró Lio, encendió la emoción de afuera, despertó al equipo adentro, y el rival sacó del medio.
La pregunta es si a alguna vez la Selección no necesitará "un Iniesta" por algo más que entretener a la gente. Este es un equipo con escasa vocación para la tenencia de la pelota. Y por eso también a veces se complica en defensa. Por ahora le alcanza y sobra. Messi hace todo. Y todo bien. Pero la carga también se multiplica. Debe estar aquí y allá. Es de esperar que, si aquella necesidad de "un Iniesta", de un mayor control de pelota, efectivamente surge, la comprobación sea pronto, y no que nos asalte en pleno Mundial, contra rivales de mayor exigencia, como ya ocurrió.

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