El fútbol canta ooole….

España, el campeón del mundo del buen gusto
El primer título en la historia fue a puro toque. Derrotó en la final de Sudáfrica 2010 a Holanda por 1 a 0 en tiempo suplementario con tanto de Andrés Iniesta, la figura de un partido muy bien jugado que no tuvo más goles por el rendimiento de los arqueros.

Desde Johannesburgo, Sudáfrica - 11 - 07 - 2010
Oooole…Oooole. Ahora lo canta España. Y le queda bien. Siempre se sintió el dueño de la pelota en este Mundial. Y ejerció ese rol aun en la derrota, en el arranque de la Copa. Por no renunciar nunca a la paciencia para tocar y tocar, por no abandonar ni en los momentos más complicados esa idea de fútbol ofensivo a partir de la estética y la precisa administración del balón, siempre privilegiando la elaboración incluso por sobre la verticalidad, España se anotó ayer en la historia de los que tienen títulos mundiales pero no como uno más, sino como el campeón del buen gusto.
A más adversidad, más juego. Esa fue la consigna siempre en este Mundial para España. Y también en la final. Para sobreponerse a una oposición titánica de Holanda, que a su vez debió resignarse a un papel más luchador ante el gran volumen de juego del rival.
España campeón del mundo, por primera vez en la historia. Y bien merecido lo tiene. No por la historia de la Furia, sí porque supo dejar atrás aquello y cambiar por mucho juego, más técnica, más estética. Sin resignar ni un ápice de esa idea, venció ayer a Holanda en una final muy difícil, por 1 a 0, con gol de Andrés Iniesta a cuatro minutos del final del tiempo suplementario, y se quedó con el título del inolvidable Sudáfrica 2010, en el estadio Soccer City, en el que además fue visitante, ante la enorme “marea naranja” que cubrió gran parte de las tribunas.
Suele pasar entre dos equipos que juegan muy bien a la pelota. Tienen tanta precisión, tanto “timming” para llegar justo al balón, que se neutralizan. Porque la precisión y la justeza también la tienen para ocupar los espacios correctos en el momento indicado.
Así fue como en el primer tiempo España y Holanda no se pudieron sacar ventaja. España intentó más su juego, y ejerció su clásico monopolio del balón en el primer cuarto de hora. Pero Holanda, que tuvo que necesariamente recurrir un poco más a los envios largos para salir del asedio, paulatinamente comenzó a cortar juego con eficacia,-aunque también superando el límite del reglamento-, en la mitad de la cancha, a través de sus “pacman”, Van Bommel y De Jong,
Justamente De Jong cometió una falta para expulsión en el minuto 28, por una patada descalificadora en el pecho de Xavi Alonso. Pero, claro, se trata de la final del Mundial, y el árbitro inglés Howard Webb, con cierto buen criterio, prefirió preservar todo el tiempo posible a los 22 protagonistas, aunque sin perder autoridad, teniendo en cuenta que hasta ahí ya había mostrado cuatro amarillas y advertido enérgicamente a Wesley Sneijder por un golpe a Xavi Alonso.
En ese primer cuarto de hora España “primereó”, una vez más, en su rol de todo el Mundial, el de ser el dueño de la pelota, incluso contra un equipo que no deja de administrar el balón así nomás.
Y en ese cuarto de hora España estuvo muy cerca de abrir la cuenta con un cabezazo de Sergio Ramos tras centro de Xavi que el arquero Stekelenburg neutralizó con una estirada espectacular baja. Y Heitinga salvó casi sobre la línea un remate cruzado del propio Ramos tras una combinación a un toque, a lo España, entre Busquets, Villa e Iniesta.
Ante ese predominio de España el primer tiro al arco de Holanda fue recién a los 17’, por intermedio de un tiro libre de Sneijder que se fue apenas afuera.
Pero en la medida en que De Jong y Van Bommel comenzaron a cortar líneas de pases, Holanda equilibró y hasta tuvo sus oportunidades, a los 37’, cuando Mathijsen “pifió” el remate final en clara posición de gol y a los 46’ cuando Casillas tapó abajo, muy bien, un disparo de Robben.

Por el ojo de la aguja

Aun más parejo fue el arranque del segundo tiempo, ya que Holanda adelantó unos metros sus líneas y apareció más en posiciones ofensivas. Sin embargo, volvió a estar primero cerca de convertir España, cuando Puyol bajó una pelota en el área para la entrada a la altura del segundo palo de Capdevila, quien pifió en la definición, en clara posición de gol, ya en el área chica. Poco después un tiro libre de Xavi se fue por poco afuera.
No obstante, la oportunidad más clara hasta ahí la tuvo Holanda cuando Sneijder metió el pase del Mundial, casi desde el piso, para dejar a Robben solo frente a Casillas. El delantero de Bayern Munich, hizo la lógica, tocando cruzado, pero la pelota dio en el empeine derecho del arquero.
Después de esa acción pareció querer “cerrar la persiana” Holanda, volvió a retrasarse y España volvió a tener la pelota, pero solo hasta tres cuartos o un poco antes, dónde se hicieron cada vez más fuertes Van Bommel y De Jong para cortar. Y cuando ellos fueron superados, los centrales holandeses, Heitinga y Mathijsen, respondieron con seguridad.
No obstante, Xavi y Andrés Iniesta no renunciaron a volver a enhebrar la aguja toda las veces que fuera necesario. Y España cerró el partido regular como lo empezó, ejerciendo el dominio a partir de la pelota. Estuvo cerca con un tiro libre de Xavi apenas desviado y cuando Heitinga y Van Der Wiel salvaron providencialmente en una misma jugada ante sendos remates de David Villa.
Pero de contraataque, casi sobre el final, volvió a tener una chance inmejorable Robben, cuando recibió un pase de cabeza de Van Persie en la mitad de la cancha y emprendió su clásica carrera a pura potencia para llevarse a Puyol y quedar otra vez frente a Casillas, que volvió a llegar antes. Un símbolo más de la final: por los arqueros, solo por ellos, el tiempo reglamentario terminó 0 a 0.

El terceto mágico

Pero en el tiempo añadido España salió decidido a cambiar su propia historia de frustraciones con más fútbol todavía. Con Xavi manejando los hilos, con Iniesta acompañando en la conducción pero ingeniándoselas también para herir en la zona de ejecución y con la suma, ahora, de un “tercer comando”, Cesc Fábregas, otro exquisito. Vicente del Bosque, está claro, dobló la apuesta.
Entre los tres construyeron todas las paredes que faltaban hasta escalar a la Copa. A los 5’ del primer tiempo suplementario el arquero holandés, una vez más, ahogó un grito de gol al tapar justo con su pie izquierdo un mano a mano con Cesc, tras asistencia notable de Iniesta. Tres minutos más tarde Fábregas devolvió gentilezas y dejó en posición de gol a Iniesta, pero cortó justo Van Bronckhorst. Cesc y Navas tuvieron otras situaciones, y Holanda solo llegó con un cabezazo de Mathijsen apenas desviado.
Justamente una combinación entre los tres “mágicos”, Fábregas-Xavi-Iniesta, terminó en la falta de Heitinga que le valió la tarjeta roja.
Y a los 11’ la fórmula Fábregas- Iniesta terminó siendo Mundial. “El Niño” Torres, quien había ingresado para el segundo tiempo suplementario, lanzó un centro fuerte que provocó un despeje fallido, sin vocación de defensor, de otro ingresado, Van der Vaart. La pelota le quedó justa a Cesc, cuyo toque sutil e inmediato derivó en Iniesta, quien esta vez no perdonó y definió cruzado abajo. Fue como una jugada de billar, con el despeje del rival incluído. Fue como todo el Mundial. La pelota, para el mejor. La pelota, siempre de España, campeón del mundo con el fútbol que le gusta a la gente.

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